En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Mesón LEMAR - Vitoria


Que conste que esto no es publicidad, sino simple crítica gastronómica. Y ni eso, porque no voy a enumerar los platos que se incluyen en la carta de este restaurante vitoriano. Baste decir que hoy he estado comiendo allí con mi esposa, mi madre política, mi hija y mi yerno, y hemos salido entusiasmados. Puedo citar una ensalada con bacalao, o unos cigarros con crema de hongos, o un excelente pulpo, o unas pencas de acelgas rellenas, o unas croquetas de jamón ibérico y trufa, pero me dejo más cosas en el tintero. El servicio es rápido y atento, los postres excelentes, y el precio adecuado (unos 25 euros por persona) De verdad, si os pasáis por Vitoria, no olvidéis anotar este restaurante en vuestra agenda. ¡Ah!, se me olvidaba la dirección: calle Extremadura, 5 - Teléfono 945 275 620. ¡Buen provecho...!

4 comentarios:

  1. Solo con el pulpo (si es a la gallega mejor) y las croquetas de jamón iberico y trufas, me doy por hecho y pago para ver.
    Un abrazote, Joe

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  2. Pues no sabes cómo me gustaría compartir aquí mesa y mantel contigo. Un abrazo.

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  3. Y me consta que es así. He podido comprobar, con mis propias papilas gustativas la justeza de la opinión del amigo José Luis, una vez leída esta nota y habiendo anotado en mi agenda esta dirección "por si algún día pasara por Vitoria", a escasos veintitantos días me vi aquí degustando esos platos que alegraron mis tripitas al máximo, primero porque realmente la calidad de los platos servidos es de nota 10 y también en primer lugar y sobre todo por la compañía. Y como es justo y compensatorio para la amistad que nace en la red, debo agradecer una vez más la amabilidad de mis anfitriones por el buen rato pasado en su compañía tan agradable y cariñosa.
    Siempre recordaré con placer ese ágape y nunca mejor dicho.
    Se trata de un lugar simple, un comedor largo como los mesones antiguos pero con la infraestructura moderna, donde la alegría de los comensales me llamó la atención, una juventud alegre en su gran mayoría, extrovertida y de aspecto muy sano, gente linda. El servicio justo para no esperar entre plato y plato y la limpieza del local sin quejas.
    Quedan en mi memoria los platillos para degustar que compartimos José Luis, María del Carmen, Vasili y yo, empezando por unas raciones de pollo tierno con sabor afrutado, una ensalada divina, con un aspecto de los mejores que he visto en las ensaladas mixtas: unos bulletes
    deliciosos, unas setas con sabor de naturaleza sana, y los tomatitos con un dulzor que contrastaba fenomenal con el jamón y los spaguettis negros en su salsa de alioli.
    Otro plato que llamó mi atención fue una cosa con aspecto de pastel, algo así como un hojaldre plateado relleno con crema de trufas, creo, de gusto delicadísimo y por último, para no alargar el tema, quedé encantada con uno de los platos fuertes, que pobré por primera vez, canguro con salsa de fruta y vino, una exquisitez, para cualquier paladar, lo aseguro.
    Me llamó la atención la carta para elección de vinos, era una botella de vino con los productos de sus bodegas.
    Para terminar, no quiero irme de este espacio sin recordar el delicioso paxtcharan, licor que me explicó José Luis se consigue con la maceración de las endrinas que luego de decantarse se mezcla con otras sustancias como el anís, bueno, si no recuerdo mal, pero lo que sí quedó en mi memoria gustativa fue el dulce sabor de ese trago al que relaciono desde ahora con la amistad y el pueblo vasco.
    ¡A la salud de todos un sorbito de Paxtcharán con hielo! Chin chin!!!!

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  4. Se me había pasado por completo tu comentario, María del Carmen. Lo siento. Haces una descripción de nuestro feliz almuerzo digna del mejor crítico gastronómico. No hay nada más que añadir. Queda el buen recuerdo y la eterna amistad. Un fuerte abrazo.

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