En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

miércoles, 7 de abril de 2010

INDECENCIAS


Ha dicho la vicepresidenta del Gobierno que es indecente que mientras la inflación es -1%, y con más de 4.000.000 de parados, haya gente que no esté de acuerdo en alargar la jubilación hasta los 70 años.

Me gustaría transmitir a esta señora y a todos los políticos lo que yo considero indecente.




INDECENTE es que el salario mínimo de un trabajador sea de 624 €/mes y el de un diputado de 3.996, pudiendo llegar, con dietas y otras prebendas, a 6.500 €/mes.

INDECENTE es que un profesor, un maestro, un catedrático de universidad o un cirujano de la sanidad pública, gane menos que el concejal de festejos de un ayuntamiento de tercera.

INDECENTE es que los políticos se suban sus retribuciones en el porcentaje que les apetezca (siempre por unanimidad, por supuesto, y al inicio de la legislatura)

INDECENTE es comparar la jubilación de un diputado con la de una viuda.

INDECENTE es que un ciudadano tenga que cotizar 35 años para percibir una jubilación, y a los diputados les baste sólo con siete, y que los miembros del Gobierno, para cobrar la pensión máxima, sólo necesiten jurar el cargo.

INDECENTE es que los diputados sean los únicos trabajadores (¿?) de este país que están exentos de tributar un tercio de su sueldo del IRPF.

INDECENTE es colocar en la administración a miles de asesores (léase amigotes con sueldo), mientras los técnicos verdaderamente cualificados engrosan las listas del paro.

INDECENTE es la ingente cantidad de dinero destinada a sostener los partidos políticos, aprobada por los mismos políticos que viven de ellos.

INDECENTE es que a un político no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer su cargo (y no digamos intelectual o cultural).

INDECENTE es el coste que representan para los ciudadanos sus comidas, coches oficiales, chóferes, viajes (siempre en gran clase) y tarjetas de crédito por doquier.

INDECENTE es que sus señorías tengan seis meses de vacaciones al año.

INDECENTE es que sus señorías, cuando cesan en el cargo, tengan un colchón del 80% del sueldo durante 18 meses.

INDECENTE es que ex ministros, ex secretarios de Estado y altos cargos de la política, cuando cesan, sean los únicos ciudadanos de este país que pueden legalmente percibir dos salarios del erario público.

INDECENTE es que se utilice a los medios de comunicación para transmitir a la sociedad que los funcionarios sólo representan un coste para el bolsillo de los ciudadanos.

INDECENTE es que hablen de prolongar la edad de jubilación cuando acortarla daría puestos de trabajo a los jóvenes, que ven marchitada la flor de su vida en las colas del INEM.

INDECENTE es que nos oculten sus privilegios, mientras vuelven a la sociedad contra quienes de verdad la sirven.

Y mientras, hablan de política social y derechos sociales. ¡¡QUÉ INDECENTE!!


(Gracias efusivas a mi cuñado Alfonso Ozcáriz, de Monterrey, México, por su envío)

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