En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

domingo, 30 de mayo de 2010

El rey y la sanidad española.

Quede expresada inequívocamente desde el principio mi neutralidad en el debate monarquía-república. Quiero decir que, una vez que el circo está montado sobre la base de una monarquía democrática, me parece un dispendio realizar las acciones necesarias (con sus costos correspondientes) para volver a la República. Ahora bien, si la gente lo demanda (la gente, no 18 tíos) hágase la República, y aquí no ha pasado nada.
Dicho esto, quede también claro que don Juan Carlos siempre me ha caído bastante bien, y no porque yo sea monárquico (que no sé ni qué es eso), sino porque se ha comportado como un ser humano bastante normal, salvando las distancias.
Cuenta la leyenda que un tipo se quedó sin gasolina (de esto hace ya muchos años) en plena carretera, y, cuando más desesperado estaba, vio llegar a un motorista en una moto de trial. El de la moto, cubierto con el casco correspondiente, se detuvo junto al automovilista, y se interesó por su problema; le invitó a subir a la moto, le condujo hasta una gasolinera, volvieron hasta el coche con la lata de combustible, y, al despedirse, el de la moto se quitó el casco y era el rey. No puedo garantizar que la historia sea cierta, pero en su día dio la vuelta a España, y era de dominio público que su majestad salía a veces de la Zarzuela sin previo aviso, y el servicio de seguridad se volvía loco. Lo que sí es cierto es que una vez intentó atravesar unas puertas de cristal, bien limpias pero cerradas, y se reventó la nariz contra el vidrio, y que dando la mano al pueblo llano, en Sevilla, le robaron el "Rolex" (creo que era de acero inoxidable)
Todo lo anterior viene a cuento de que el rey de España, como queda dicho, es un tipo bastante humano.
El pasado 8 de Mayo, don Juan Carlos se sometió a una operación quirúrgica en el Hospital Clínico de Barcelona, a lo largo de la cual los especialistas le extirparon un nódulo pulmonar que resultó ser (como otros muchos) de carácter benigno.
Hasta aquí, todo normal.
Ahora bien, cuando tres días después el rey abandona el hospital, escoltado por los doctores Bruguada y Molins, hace unas declaraciones en las que se incluye este elogio a la sanidad pública española: "Debemos estar orgullosos de la sanidad pública que tenemos, tanto en Catalunya como en Madrid".
¡Hombre, majestad, tiene usted cada cosa...!
En primer lugar, y con todos mis respetos, usted no tiene ni puta idea de cómo es realmente la atención en la sanidad española, con sus largas y monótonas horas esperando en "Urgencias", con sus interminables listas de espera, con sus habitaciones dobles y sus comidas no demasiado apetitosas, y con algunos profesionales sin vocación que actúan como si trabajaran en un taller mecánico. Aunque reconozco que, en líneas generales, la sanidad pública española es aceptable por tres razones fundamentales:
- Da trabajo a mucha gente que, de otro modo, estaría en el paro.
- Atiende con bastante eficacia (dentro de unos parámetros razonables)
- Nadie se muere hasta que Dios no quiere.
Yo no estoy orgulloso de la sanidad pública; yo pago, como la mayoría de mis compatriotas, para mantenerla, igual que pago para mantener mi coche, mi casa y el Estado. Orgullosos debieran estar quienes trabajan ahí, sobre todo si fueran capaces de duplicar el número de asistencias y reducir un 50% los gastos. Imagino que usted, majestad, pletórico después de recibir las buenas noticias del equipo médico, ha expresado su inmensa satisfacción con unas palabras cariñosas y llenas de agradecimiento, sin darse cuenta de que su caso es muy particular:
a) Es usted el rey. Si no le atienden perfectamente podrían ser fusilados al amanecer.
b) Es usted el rey. Ignoro cuántos especialistas le habrán tratado, pero así, a ojo, no menos de una docena.
c) Es usted el rey. Ha ocupado una habitación privada, en una planta privada, con vigilancia privada y circuito de seguridad privado. (¡Ah!, y menú privado; lo olvidaba...)
d) Es usted el rey. Ni siquiera ha estado ingresado en instalaciones de la sanidad pública, sino en una clínica particular, dentro del Hospital Clínico, denominada Barnaclinic, que suele atender entre otras personalidades a las famosas (y multimillonarias) hermanas Koplowitz.
Me alegro mucho de que se encuentre recuperado, majestad, pero aún le queda un largo camino para ser un "hombre del pueblo".
Se lo digo yo, que de eso entiendo un rato.
Y que conste que no pierdo la esperanza de compartir habitación con usted en alguno de mis achaques.
¡Seré idiota...!


Son las 09,18 del 4 de Junio. Acabo de ver en las noticias del día que la factura a la Casa Real, por la estancia del rey y su séquito en el Hospital Clínico de Cataluña, asciende a 25.000 euros, y no incluye la operación quirúrgica, que va por cuenta de la Seguridad Social. ¡Ay, ay, ay, majestad...!

5 comentarios:

  1. hombre, y que seguro que los especialistas se peleaban por atenderle, anda que no fardarán despues, yo le llevé el papel higienico a la habitación del rey, pues anda que yo, que recogí las vendas con su sangre en el quirófano

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  2. La verdad que esta genialmente escrito. Has hecho una magnífica presentación de tu postura para luego rematar con un epílogo con ribetes desopilantes. Me identifico con lo que dices, pero ya te aclaro, aunque no me cae del todo mal este tío, que soy un ferviente opositor de culaquier tipo de monarquia. El solo hecho de pensar los privilegios con los que cuentan a lo largo de toda su vida, ellos su hijos y los hijos de sus hijos y compararlos con lo que otros padecen, me revuelve las tripas y que me disculpe Don Juan Carlos a quien mi abuelito asturiano tanto apreciaba.
    Un abrazote , Joe

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  3. Me parece que estás equivocado, Mexiñol, porque los pulmones del rey iban de riguroso incógnito.

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  4. Hombre, Gus, en líneas generales estoy de acuerdo contigo, pero es que el Presidente de cualquier república (y su séquito) goza de idénticos privilegios. Yo soy de los de "por la paz, un Ave María". Ahora, si no hay más remedio que ir a las barricadas, pues se va... Un abrazo.

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  5. Es cierto lo que dices del presidente y su séquito (algunas veces con más priveligios que otras) pero ya basta con uno, ¿para que encima "bancarse" un "reinaldo"? , pero bueno son cosas que estan instaladas en ciertas partes del mundo y por más que yo rebuzne , seguiran del mismo modo.
    Un abrazo y ¡que viva el rey!

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