En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

martes, 8 de febrero de 2011

Perlita, el Listo


PERLITA, "EL LISTO"



Hoy me encontré de nuevo con Perlita, "el Listo".
¿Que quién es?
Perlita, "el Listo", era el apodo con que sus compañeros de fechorías denominaban al inolvidable Peter Sellers en una divertida película, de cuyo título no puedo acordarme por más que lo intento. Yo lo empleo para definir a esas personas que se empeñan en complicarnos una existencia de por sí bastante difícil, a base de pasarse por el arco voltaico cualquier normativa de convivencia o regla de urbanidad, establecidas inocentemente para facilitar las relaciones sociales.
Me disgusta utilizar la expresión "crítica social", y prefiero describir mi humilde trabajo como "comentario sobre observaciones realizadas en el entorno sociocultural en el que me desenvuelvo".
Todos somos susceptibles de recibir censuras, pero a veces ocurre que el crítico es muchísimo más censurable que el mismo criticado, porque es facilísimo ver la paja en el ojo ajeno sin apreciar la viga en el propio.
No quiero caer en ese error.
No se tome por ello mi comentario como tal crítica, puesto que soy plenamente consciente de que pertenezco al global de la Humanidad, estando sujeto a los mismos —o parecidos— vicios y defectos que el resto de mis congéneres, sino más bien como un intento de reflexión general que pueda coadyuvar a un provechoso cambio en nuestros comportamientos habituales. No somos ángeles, es evidente, pero no estaría de más que dos o tres veces al día intentáramos serlo.
Califico particularmente de Perlita, "el Listo", por ejemplo, al automovilista que acelera para pasarse el semáforo recién enrojecido y, atravesado en mitad del cruce, origina un atasco monumental; o se detiene repentinamente en doble fila, sin señalizaciones previas, para ir a comprar el periódico o a echar la "Primitiva"; o estaciona su coche sobre la acera, en la zona destinada a minusválidos o en la de carga y descarga, dejando las luces de emergencia en funcionamiento durante media hora; o adelanta por el arcén a toda la caravana veraniega, haciendo todas las "eses" que sean necesarias, para intentar llegar a su pueblo veinte coches antes que los demás.
Perlita, "el Listo", es, para mí el que, situado en décimo lugar en la cola del supermercado, salta como un loco para ocupar el primer puesto en la caja de al lado, que acaba de entrar en funcionamiento, sin tener la menor cortesía con los que esperaban mucho antes.
Es el que empuja ferozmente desde el final de la aglomeración, para conseguir el mejor sitio en el estadio, en el teatro, en la plaza de toros o en la pescadería, eso sí, habiendo llegado el último.
Perlita, "el Listo", es el individuo que repite tres veces en los repartos gratuitos de comidas o bebidas, y roba los caramelos a los niños en los bautizos o acapara gorras de propaganda cuando llega la caravana publicitaria de cualquier vuelta ciclista.
Perlita, "el Listo", suele ser "filafobo", o sea, una persona que siente aversión o terror invencibles a ocupar su lugar en una fila, sea para realizar una gestión o para obtener cualquier servicio.
Es evidente que todos tenemos algo de Perlita, con más tendencia a manifestarlo según las circunstancias y con mayor capacidad de controlar el fenómeno en función de la propia cultura o del civismo particular de cada uno.
Estaba yo en una oficina postal, con idea de enviar por correo certificado un sobre de documentos, detrás de una docena de personas que llevaban la misma intención para sus respectivos paquetes, cuando ha entrado un Perlita. "el Listo" del género "filafobo".
He percibido sus radiaciones al momento.
Alto, soberbio, todopoderoso; incapaz de mostrar un mínimo grado de humildad o de deferencia con sus conciudadanos; vestido con un trescuartos verde, pantalón vaquero "de marca" y botas de piel; el pelo, la barba y el bigote informal pero cuidadosamente retocados, y escudado en una mirada distraída detrás de las gafas de concha negra, ha pasado como un dondiós por nuestro lado, silbando displicentemente una pegadiza tonadilla. Después de rellenar, como al desgaire, el correspondiente impreso, se ha dirigido con decisión a la ventanilla de "Entrega" de reembolsos y certificados, en vez de hacerlo a la de "Admisión", en la que esperábamos los demás payucos.
La señorita funcionaria le ha indicado, amablemente pero con cierto aire satírico en el gesto, el último lugar de nuestra fila.
No sé muy bien si el tío se ha hecho el loco tonto o el tonto loco, pero todavía ha zascandileado algunos momentos por el local, curioseando aquí, leyendo una circular allá, hasta ocupar el lugar que le correspondía. Mientras ejecutaba su personal recital de tonterías, ante las miradas serias pero divertidas de los presentes, han llegado otras tres personas que se han colocado delante de él. ¡Justo castigo a su perversidad!
Yo sé que ustedes estarán de acuerdo conmigo —a poco que se esfuercen— en mi afirmación anterior de que todos tenemos algo de Perlita, pero reconocerán también que, aun formando parte de esa desgraciada congregación, como en cualquiera de ellas hay diferentes graduaciones.
Yo, si me lo permiten, me coloco en los últimos puestos.
Para eso soy el dueño del ordenador, de las cuartillas y de mis ideas. ¿O no…?

4 comentarios:

  1. ¡Quién pudiese eliminar esa pandemia! Ultimamente me he convertido en una especie "vengador no anónimo" (imagínate el follón que les monto) contra ese tipo de engendro del que jamás se librará la humanidad. Me hacen hervir las venas, de a pié o manejando, me surgen de pronto los más "bajos instintos" (sin Sharon Stone, por supuesto). Si hay algo que particularmente me enfada sobremanera, es la cola "v.i.p" en los bancos, para los clientes "importantes". En un principio esa discriminación monetaria, habra sido el paraiso de los que tu llamas "perlitas" , hoy por hoy, hay más cola en los "v.i.ps" que en la de los comunes mortales.
    Me has traido a la memoria una frase célebre de Don Florencio Escardó, psicólogo y escritor, cuyo apodo era : "Piolín de macramé" su frase decía: "Antes, sin las colas, era un caos... Ahora, es un caos de colas".
    Lo lamentable de todo esto, es que quede asociado el nombre del querido Peter Sellers (debe ser quien más me ha hecho reir en la vida) con esta "gente que camina y va apestando la tierra".
    Abrazotes Joe

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  2. A ese individuo yo lo suelo nombrar el "yoprimero", porque no importa la situación, piensa sólo en si mismo, y al resto del mundo que le den por saco

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  3. Vivimos en un mundo de locos, Gus. Tenemos que ser conscientes de que todos los problemas son generados por nosotros mismos; desde los accidentes de tráfico, hasta las colas VIP de los Bancos. Ahora, lo de asociar a Peter Sellers con estos tipos, nunca. He utilizado lo de "El Listo", eso sí, porque les cuadra a la perfección; solamente. Un abrazote.

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  4. Las denominaciones pueden ser variopintas, Mexiñol. De hecho, yo también suelo llamarles "hijos de la gran..." Un abrazo.

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