En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

jueves, 22 de marzo de 2012

El señor Bakunin, la revolución y yo

No creo que Mijaíl Aleksándrovich Bakunin y yo tengamos mucho en común, aunque de una cosa estoy bien seguro: ambos somos profundos pensadores. Él, a partir de sus  estudios filosóficos, y yo desde mi amplio dominio de la estupidez. 


Me he topado hoy con una sentencia del amigo Bakunin, que desconocía (reconozco que soy un inculto) y que me ha parecido muy interesante, sobre todo por las deducciones que podemos hacer cuando ha transcurrido un tiempo más que prudencial desde que fue expresada.
Dijo el bueno de Mijaíl: "Para escapar de su miserable suerte, el pueblo tiene tres caminos: dos imaginarios y uno real. Los dos primeros son la taberna y la iglesia. El tercero es la revolución social."

Hay que reconocer que la frase queda de puta madre, sobre todo viniendo de quien viene, un muchachuelo de buena familia que recorrió el mundo -más o menos perseguido, según la época de su vida-, haciendo acopio de conocimiento y experiencia mientras el pueblo las pasaba canutas, como es habitual en él (en el pueblo, claro) Pero, aparte de eso, uno se pone a pensar en revoluciones sociales, desde la toma de La Bastilla hasta la independencia de los Estados Unidos, pasando por Cuba, Sudamérica o la Revolución de los Claveles, y constata que al final el poder pasa a manos de ciertos privilegiados -diferentes pero iguales a los anteriores-, y que el pueblo, tan jodido como siempre, no tiene más camino que refugiarse en la taberna o en la iglesia. Entonces uno piensa: "¿Merece la pena hacer otra revolución?"
Y uno, muy triste, la verdad, no sabe qué responder, pero siente en el fondo de su corazón que un mundo mejor no sólo es posible, sino imprescindible.

2 comentarios:

  1. Por supuesto que siempre cambia algo, Anónimo: el nombre del que ocupa la presidencia...

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