La marcha de los mineros del carbón sobre Madrid debe de ser conocida en todos los confines del planeta, por lo que no voy a extenderme en la parte folclórica del asunto: salieron desde León, Asturias y Aragón hace unos días, y hoy han recibido una ración de democracia -repartida por la Policía Nacional- ante el Ministerio de Industria y Energía, como premio a sus esfuerzos y afanes. Ojo, que no digo yo que tal reparto no haya sido hasta cierto punto merecido, ¿eh?; que vivimos en un país en el que en cuanto das la mano te agarran el codo, y en el que se ha pasado, de golpe y porrazo y sin solución de continuidad, del dominio de la mayoría a la inicua opresión por parte de minorías de todo tipo. Dicho esto, entro sin más preámbulos hacia el fondo de la cuestión, cual corresponde a un asunto que, al fin y al cabo, trata sobre minería.
Se quejan los mineros españoles del carbón de que el Ministerio rebajará las subvenciones del sector de 301 millones de euros (2011) a 111 millones de euros, lo que implica en la práctica -según ellos- la desaparición de las explotaciones. Parece ser que en la actualidad tenemos 40 empresas dedicadas a la minería del carbón, que ocupan a un total de 8.000 personas. En buena lógica, estas personas -entre las cuales se cuentan los mineros excursionistas- no quieren ni pueden quedarse sin trabajo. No faltan los demagogos que hablan de los fabulosos sueldos que se cobran en la mina -dicen que 3.000 euros al mes-, de las edades de jubilación -hablan de 50 años- y de otros privilegios, pero, claro, dando por supuesto que lo anterior sea cierto, no citan la dureza del trabajo, el desgaste correspondiente, las enfermedades profesionales y la carbonización vital que supone una existencia diaria en tales condiciones. Entonces uno, que es bastante curioso, decide echar un vistazo a la cosa carbonífera en general, y a poco que escarba en el filón informativo se queda de piedra berroqueña a la vista de determinados datos.
Porque el asunto del carbón, amigos, está bastante negro.
El carbón es la primera fuente de generación de electricidad en el mundo, y el mercado nacional chino triplica de largo el comercio mundial, lo que explica que cualquier variación en la productividad china repercuta de inmediato en el mercado internacional. En la década 2000-2010 el consumo de carbón ha ido en aumento, y esa tendencia se mantendrá previsiblemente hasta 2016, lográndose un consumo diario del orden de las 600.000 toneladas. Los principales mercados son Estados Unidos, India, China y Europa. O sea, que ya tenemos algo en claro: el mercado del carbón está en auge.
Se necesita rentabilidad.
Así que nos remontamos al lejano 1979, en el que la empresa Minas de Teverga, perteneciente al grupo HULLASA, intervenida durante varios años por Hacienda a causa de su escasa rentabilidad, pasa a ser rentable de repente y hasta recibe 2.000 millones de pesetas por parte del Gobierno del PSOE, con destino a la modernización de las instalaciones. Se dice que esta empresa mezclaba carbón de importación con otros procedentes de Teverga y otras minas, con un resultado de 60% de carbón y 40% de tierra, pero consiguiendo que cada tonelada de carbón importado se convirtiera en 2,5 toneladas de carbón a la venta, a un precio cuatro veces superior al del producto importado. Si esto no es rentabilidad, que venga Dios y lo vea.
Volviendo al asunto del incremento del consumo de carbón en los próximos años, lo primero que podemos observar es que el Gobierno español y la UE ignoran esta información, sin duda, al contrario que los siempre previsores miembros de Goldman Sachs, que, atentos a la generación de prontos y pingües beneficios, han montado una operación que casi deja en pelotas al general Eisenhower y su Día D Hora H. Este grupo bancario está transportando 600.000 toneladas de carbón térmico desde Colombia al puerto de El Musel, en Gijón (España), donde el mineral quedará almacenado a la espera del correspondiente incremento de precios. Teniendo en cuenta que el precio actual de la tonelada a 1 mes es de 90 dólares, a 3 meses 91,85 y a un año 97 dólares, ¿cuándo venderá Goldman Sachs el carbón gijonés? Está claro: cuando se le salga de los cojones. Especulación pura y dura para ganar dinero. Eso son los famosos mercados. Apuestas por unos precios de productos que aún no están en el mercado, pero que ellos se encargarán de ganar contra viento y marea.
Podría seguir escribiendo durante un mes, pero voy a terminar aquí.
No es oro todo lo que reluce, y en las minas de carbón -más negras que los cojones de un grillo- menos.
Y los mineros puede que ganen el corazón de las buenas gentes, pero me temo que tienen perdida la guerra contra los especuladores.
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