En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Don Gerardo Díaz Ferrán al perol

El ex presidente del Grupo Marsans, de la CEOE y de etcétera, etcétera, don Gerardo Díaz Ferrán, detenido por un presunto delito de alzamiento de bienes (o sea, escamotear las cosillas para que no las pillen los acreedores), ha ingresado esta tarde en prisión por orden del  juez, en compañía de su amigo y colega (de don Gerardo, no del juez) don Ángel de Cabo.
El señor Díaz Ferrán nos bendijo no hace mucho con aquella famosa arenga de "Hay que trabajar más y cobrar menos".
El señor Díaz Ferrán se había declarado insolvente a la quiebra de sus empresas, pero los documentos exhibidos hoy por las cadenas de televisión certifican que posee como mínimo un patrimonio de 100 millones de euros, convenientemente "alzado", eso sí. ¡Ah!, pese a ser insolvente se había asegurado un pequeño salario mensual de 100.000 euros, invirtiendo inadvertidamente su divisa a un "trabajar menos y cobrar más", en lo cual, forzoso es reconocerlo, coincidiría con el resto de los mortales.
Lo curioso del caso es que parece que el señor Díaz Ferrán ha sido detenido gracias a las pruebas aportadas por investigadores privados contratados por cuatro de las empresas acreedoras de Marsans, a saber -y presumiblemente- AC Hoteles, Meliá, Pullmantur y el grupo Orizonia. Yo estaría mucho más tranquilo si las delicadas gestiones hubieran sido realizadas por inspectores de la Hacienda Pública española, porque si para detener a los defraudadores tenemos que fichar detectives privados estamos buenos, pero habrá que conformarse con lo que hay.
De todas formas -y teniendo en cuenta que mi inteligencia será posiblemente unas cien veces inferior a la del señor Díaz Ferrán- me da la impresión de que las cuatro empresas antes citadas emularon a Aníbal, jurando odio eterno no a los romanos sino al individuo que se había lucrado con ellas y pretendía irse de rositas. En definitiva -y salvando las distancias, claro está-, me parece que ha sucedido lo que decía un viejo conocido: "Demasiado arroz "pa" tan poco pollo."

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