Hoy, apenas dieciséis horas después de la elección de Jorge Mario Bergoglio como nuevo obispo de Roma y Papa de la Iglesia Católica, y sabido en la ciudad y en el mundo que desea que le llamemos Francisco (aunque algunos, con evidente abuso de confianza, ya han empezado a llamarle Paco o Patxi), mi señora y yo nos hemos llegado hasta el centro de la ciudad -en medio de una intensa nevada- con el lícito afán de aprovisionarnos de frutas y verduras procedentes de las nobles tierras navarras. Cumplido tal cometido y cargados como cargantes burros de carga, hemos accedido al bar Gardoki, justo frente a la parada del tranvía de la calle Angulema.
Si queréis degustar excelentes pinchos, idos al Gardoki; de verdad... Ya sabemos que el País Vasco está lleno de bares en los que el pincho, pintxo o banderilla es tradicionalmente delicioso, y Vitoria-Gasteiz no es ciudad ajena a ese sabroso fenómeno. En la ciudad hay muchos establecimientos en los que te puedes poner morado a pinchos, y el Gardoki es uno de ellos; con la facilidad de acceso que proporciona, como ya he dicho, estar situado frente a la terminal del tranvía vitoriano.
Ya sabemos que hay crisis, pero un eurillo de allí y cincuenta céntimos de aquí...
Ya sabemos que hay crisis, pero un eurillo de allí y cincuenta céntimos de aquí...
Bueno, el caso es que sobre la repleta barra -mientras masticaba una tartaleta de ensaladilla rusa con langostino- me ha llamado la atención una delicia culinario-política que habré de probar en próxima visita, porque tenía un aspecto fascinante: la "manita de ministro".
Como una imagen vale más que mil palabras, ahí os dejo una bandeja repleta de imágenes.
¡Buen provecho!
Harás muy bien. Como digo, hay varios, pero éste me es bastante familiar. Un abrazo.
ResponderEliminarMi comentario anterior responde a éste
ResponderEliminar"Teyalmendras ha dejado un nuevo comentario en su entrada "A la rica "manita de ministro"":
Pasaré por el Gardoki la proximna vez que visite Gasteiz.
saludos "
que ha sido inutilizado inexplicablemente.