En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

sábado, 10 de agosto de 2013

Libertad de Prensa (Microrrelato)




Era un hombre único; sesudo, honesto, ecuánime, ponderado, elocuente, acertado e incorruptible.
Un tío realmente grande.
Se licenció en Ciencias de la Información con la máxima nota y obtuvo el Premio Fin de Carrera. Un sobresaliente cum laude certificó, poco tiempo después, la obtención de su doctorado.
Todavía recuerdo algunas de las palabras que pronunció en el discurso de agradecimiento:
— La libertad de Prensa es sagrada. Siempre escribiré la verdad, sin tapujos, distorsiones ni medias tintas que generen duda o equívoco en mis lectores. Es labor sagrada del periodista llevar al ciudadano el conocimiento de lo que sucede, sin cambiar un ápice el sentido de lo exacto; sin provocar más reacción que la correcta surgida de su ánimo impoluto. Nadie podrá jamás obligarme a escribir en contra de la verdad o a favor de intereses bastardos.
Hoy volví a verle.
Lleva treinta años trabajado de barrendero.
(Servidor de ustedes)

2 comentarios:

  1. Sea o no real esta historia realmente destroza el alma y la moral cae. Nada peor que cercenar la libertad de expresión. Un gusto Joe. Besos

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  2. Querida María Susana, aquí y en toda tierra de garbanzos la libertad de expresión está tan supeditada a los intereses de quienes controlan los medios de comunicación, que es prácticamente una entelequia. Y en Internet nos dejan expresarnos -en algunos países ni eso- porque no podemos perjudicarles, je, je. Un abrazo.

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