Me tomo la libertad -dado que no podéis defenderos, je, je- de ofreceros estos dos microrrelatos recién salidos del horno de mi imaginación, con la absoluta certeza de que os encantarán... o no.
Feliz fin de semana.
PUNTO MUERTO
Detectives adscritos al Precinto
44 de la Policía de Nueva York, en el Bronx, investigan el hallazgo de un punto
muerto en un callejón de la zona. El punto ha sido trasladado a dependencias
forenses, donde le será practicada la autopsia.
ESCRITOR POBRE, ESCRITOR RICO
El escritor pobre escribía poco,
comía poco, follaba poco y tenía pocas ideas literarias, porque normalmente
pensaba en comer, follar y escribir, por este orden. Era bastante bueno, pero
la gente sólo tenía ojos para el escritor rico.
El escritor rico viajaba mucho,
comía mucho y follaba mucho. Además, tenía una idea fabulosa para su próxima
novela.
El escritor pobre le observaba
como a vista de pájaro, convencido de que se encontraba a millones de años-luz de
aquella gloria mundial.
La Editorial empezó a presionar
al escritor rico: necesitaban publicar antes de seis meses para aprovechar el
tirón comercial del momento. Pero el escritor rico estaba muy ocupado dando
conferencias, inaugurando talleres, engrandeciendo su descomunal ego, chupando
alcohol como una esponja, pontificando sobre lo divino y lo humano y tirándose
a todo lo que se movía. Cuando sus editores se le echaron encima como manada de
lobos rabiosos, decidió que había llegado el momento de volver a escribir.
Pero no pudo. La página en blanco
le contempló desde la nada solitaria y silenciosa noche tras noche, semana tras
semana.
Desesperado y vacío, el escritor
rico redactó una breve nota explicativa para el señor juez y se pegó un tiro.
Pocos meses más tarde, el escritor
pobre escribió una novela basada en la historia del escritor rico y se hizo
rico.
¡Qué cosas…!