EL CAOS
Los jueces, árbitros y ordenanzas estaban
convenientemente adoctrinados; los códigos legales, corregidos, aumentados y en
posición de ser aplicados con eficaz contundencia.
Las directrices eran estrictas, precisas, severas y abundantes; la normativa, clara y universal.
Las actitudes personales y las relaciones sociales habían sido definidas con tiralíneas.
Todo estaba en orden; atado y bien atado.
¡Maldición!, entonces, ¿por dónde entró el caos...?
Las directrices eran estrictas, precisas, severas y abundantes; la normativa, clara y universal.
Las actitudes personales y las relaciones sociales habían sido definidas con tiralíneas.
Todo estaba en orden; atado y bien atado.
¡Maldición!, entonces, ¿por dónde entró el caos...?
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