Las mutaciones de la cultura en general y del arte en particular nos dejan pasmados por la rapidez y profundidad de las variaciones, lo inesperado de sus estilos y el torrente de sensaciones cambiantes. He realizado un pequeño estudio de gabinete, sin más pretensión que ilustrar ese cambio a lo largo de los últimos siglos, y éste ha sido el resultado de mis abnegados esfuerzos.
No me lo agradezcáis.
Un buen estudio de gabinete el que dejas para deleite de los hombre, bueno y mujeres... jajajaja, desde luego la evolución es muy notable.
ResponderEliminarMuy simpática tu entrada Joe.
Un abrazote.
Vivimos tiempos extraños, donde la cultura ha dejado paso a ciertos exhibicionismos, aplaudidos por doquier como en tiempos pasados se aclamó a Miguel Ángel, por ejemplo. Personalmente, estoy hasta los ovoides de tetas, culos, vulvas, penes, testículos y gilipolleces por el estilo. Cuando yo era un jovenzuelo no se podía hablar de sexo, y ahora no se puede hablar de otra cosa; nada tiene sentido más que el sexo. Bueno, realmente no tiene importancia, porque si no nos lavan el cerebro con una cosa, nos lo lavan con otra. Benditos sean aquéllos que tienen la capacidad de pensar. ¡Amén! Un abrazo, Elda.
ResponderEliminarJajaja, he vuelto por aquí, y que razón tiene lo que dices... no se habla de otra cosa. En nuestros tiempo decir culo ya era una brosería, y lo del sexo ya ni que te cuento (no hace falta porque lo sabes igual que yo, jajaja), pero por lo menos la imaginación funcionada, ahora ya no tienen esa opción, está todo al descubierto.
ResponderEliminarEn fin, aunque sea una frase nostálgica, (cualquier tiempo pasado fue mejor) creo que en muchas cosas, así es.
Un abrazo y buen fin de semana.
Sí, señora; así es. Abrazos y buen finde también para ti.
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