En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

martes, 28 de julio de 2015

El farolillo rojo







EL FAROLILLO ROJO


El rojo farolillo de aquel tren
perdiéndose en el fondo de la noche
fue el punto de dolor y de reproche
que culminó tu adiós sobre el andén.
Te sigue todavía mi mirada
más allá de las vías solitarias,
buscando la ciudad imaginaria
donde por otro amor serás amada.
Allí, tu tibio cuerpo en otras manos
retemblará como un volcán ardiente,
y el fuego de otros labios sonrientes
te hará olvidar que un día nos amamos.
Qué idiotez fue, cuando éramos amantes,
jurarte amor eterno ilusionado
sin comprender, rendido y obcecado,
que todo en esta vida es inconstante.
Expiro lentamente el azul humo
del último cigarro que tenía,
dispuesto a soportar esta agonía
que en lágrimas estalla mientras fumo.
Fuera de la estación, en la ciudad,
hay músicas y risas bulliciosas
—preludio de veladas amorosas—,
que agudizan mi triste soledad.
Vacío de esperanza y de deseo
no sé quién soy, qué hacer ni adónde voy,
y el rojo farolillo del convoy
que te alejó es lo único que veo:
Mi Andrómeda, sin ti... muere Perseo.