En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

viernes, 23 de octubre de 2015

Bienaventurado




BIENAVENTURADO

Bienaventurado tú,
mi buen hermano,
porque tuve hambre
y no me alimentaste;
porque sufrí la sed
y el agua me negaste;
porque temblé de frío
en la noche invernal
y no me cobijaste;
porque lloré de pena y de miseria
apoyado en el quicio de tu puerta
y me echaste los perros;
porque imploré tu amor y comprensión
y te burlaste,
soberbio y altanero,
coreado y divertido
por tus innumerables testaferros.
No me diste la muerte
por tus cobardes manos
pero ya muerto estoy:
sé bienaventurado,
¡oh!, dichoso de ti,
¡oh!, afortunado.
No fue maldad
tu mal hacer aciago,
sino mera inconsciencia
del que nada feliz en la abundancia,
sin ciencia ni prudencia
para entrever, al menos,
que todo en esta vida es enseñanza.
Hoy te toca aprender,
a sangre y fuego,
lo que aprendiera yo
con tu vil juego.
No gimas cuando el hambre
corroa tus entrañas.
No supliques el agua,
que te será negada.
Soporta estoico el frío
y piensa, divertido,
que más ligero caminas sin abrigo.
No supliques amor
—no seas bobo—,
que el hombre nace, vive y muere solo.
Y así, cuando la Muerte te recoja
al fin de tu jornada,
coincidirás conmigo
en que tener sin compartir
es tener nada.
¡Bienaventurado tú,
buen camarada,
que me negaste apoyos y confianzas,
porque ahora, por las llagas
de tus pútridas carnes laceradas
penetran, como un chorro de luz,
las enseñanzas!
(Servidor de ustedes)

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