En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

martes, 15 de diciembre de 2015

Debate político





Si alguna vez os dicen que me han visto en un mitin, o siguiendo un debate político en directo o por televisión, decidles que se han equivocado o que mienten como bellacos. Estoy dispuesto a prestar atención a cualquiera que pueda proporcionarme conocimiento en todos los campos del saber, pero no a seguir el juego a estos individuos que nos utilizan como peones para poder jugar ellos su particular partida de ajedrez, que siempre ganan aunque aparentemente pierdan, porque lo que realmente buscan es mantener un sistema en el que nosotros pagamos el pato y ellos lo disfrutan.
Los titulares que arriba he copiado, procedentes de un diario de difusión nacional, lo dicen todo.
He recordado una jota que cantaba mi cuñado, que decía más o menos así:

"Tu hermana y la mía se han peleado,
tu hermana y la mía se han peleado,
se han llamado putas y han acertado,
ay, ay, ay, y han acertado."

Pues eso.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Calificación moral

Acabo de saltarme a la torera el filme intitulado "A un paso de la muerte" ("Wrong Turn at Tahoe"), que nos ha sido amablemente ofrecido por Paramount Channel, entre corte y corte publicitario. 
La película es violenta de cojones.
Recuerdo que cuando era un jovenzuelo imberbe, existía en España una calificación moral señalada por la Iglesia, expuesta en las puertas de todas los templos, que marcaba la edad mínima permitida para acceder a las películas que se proyectaban en los cines de la ciudad. Tal calificación era como sigue: 
1.- Todos incluso niños. 2.- Para jóvenes. 3.- Para mayores de 16 años. 3-R.- Para mayores con reparos. 4.- Gravemente peligrosa.
Por supuesto, si los porteros albergaban la menor duda sobre la edad del aspirante a espectador, no le dejaban entrar a la sala y punto pelota. Aparte, claro está, de que si por casualidad lograbas acceder a una de esas películas que no eran "de tu talla", cometías un pecado mortal del copón y te pasabas un montón de tiempo arrepintiéndote de tal ofensa al Altísimo, por un lado, y por otro de haber pagado una pasta para ver una mierda, o como mucho "Siete novias para siete hermanos", calificada entonces en el 3 cuando hoy la ven hasta los niños de pecho.
Dicho esto, quede claro que "A un paso de la muerte" entretiene. Es una ensalada de malos muy malos y malos algo buenos, en la que se rompen cráneos con bates de beisbol, se despedaza a señoras atadas a una cama, se dispara a mansalva con especial recreo en rematar a los heridos que gimen y se arrastran, se entierra a la gente en canteras y se asesina a amigos y compañeros hasta en la escena final.
Pero lo más cojonudo es que a lo largo de toda la proyección en la pequeña pantalla -eso sí, fuera de horario infantil-, aparecía un cartelito indicando que la película era adecuada para mayores de 12 años.
Vamos, cultura de primer orden al alcance de todos los españoles, como el NO-DO.

domingo, 6 de diciembre de 2015

El tremendo problema de La Sauceda


Hace cincuenta años, cuando éramos jóvenes de alma y cuerpo, aprovechábamos todos los fines de semana, puentes y hasta vacaciones para disfrutar como enanos en nuestros refugios montañeros. Cargábamos las provisiones en nuestras mochilas, subíamos al tren, bajábamos en la estación más próxima a nuestro destino, y luego caminábamos cargados como mulas durante no menos de 4 kilómetros, hasta el recóndito lugar en el que pasaríamos aquellos días de disfrute de la naturaleza. 
Cortábamos la leña necesaria, teniendo especial cuidado en aprovechar árboles caídos y ramas secas, encendíamos un buen fuego, y con él calentábamos el lugar y cocinábamos nuestros guisotes con notable éxito, sobre todo teniendo en cuenta que a buen hambre no hay pan duro, je, je. 
Así era como se montaban las excursiones hace medio siglo.
Ahora, las cosas han cambiado.
La Sauceda es una diseminada población ubicada en el término de Cortes de la Frontera (Málaga), en pleno Parque Natural de los Alcornocales. Pues bien, hace unos días escuché decir a uno de esos ridículos presentadores que ahora pululan por todas las cadenas de televisión, propias y asociadas, que "en La Sauceda sólo tienen comida, cama y leña, pero no cobertura telefónica" (sic) 
Me quedé de piedra. Ese "sólo" me hizo pensar que el individuo valoraba más poder utilizar el móvil, que disfrutar a pleno pulmón del entorno natural semisalvaje, bien provistos de todo lo necesario para sobrevivir sin ningún problema.
Creo que nos estamos volviendo más gilipollas cada día que pasa, y tal evolución tiende a infinito.
Os dejo unos paisajes de La Sauceda, por si os apetece pasaros por allí. Pero ya sabéis que el móvil no funciona, ¿eh?

Cascada en La Sauceda
Cabañas

Puente rústico

jueves, 3 de diciembre de 2015

Cuento de OVNIs





CUENTO DE OVNIs

A las 8,30 de la mañana de un día de comienzos de la primavera de 1979, nuestro hombre viajaba a bordo de su SEAT-600 en dirección a su lugar de trabajo, en Aguilar de Campoó (Palencia), a unos 20 km. de distancia.
Circulaba por la N-627, dos kilómetros más allá de la pequeña población burgalesa de Trashaedo del Tozo. Hacía fresco, pero el cielo estaba despejado y la visibilidad era excelente.
Al superar un cambio de rasante, se encontró frente a frente con un objeto triangular posado sobre la carretera, que le impedía el paso por completo pues ocupaba toda la calzada. Sorprendido, quiso dar vuelta para alejarse por donde había venido, pero detuvo el coche tan en seco que se le caló, aunque no pudiera asegurar si fue él quien lo provocó como una reacción automática, o el motor dejó de funcionar por alguna causa ajena a su voluntad. Una casi invencible sensación de nerviosismo le embargó.
El triángulo estaba situado a unas decenas de metros e inmóvil. En apariencia era sólido y medía unos 10 metros de lado. Todo él despedía una luminosidad de color rojo-verdoso, y los vértices presentaban luces más intensas en rojo fuerte.
Nuestro viajero no sabía qué hacer. De pronto, y sin que se apreciara cambio alguno, el objeto se elevó en absoluto silencio y en vertical hasta una altura aproximada de 100 metros, y salió disparado en dirección a Aguilar (más o menos al NO), para girar luego velozmente hacia el N, perdiéndose de vista tras unas colinas. Nuestro sorprendido automovilista pensó que se iba a estrellar contra ellas, pero el aparato volvió a elevarse en vertical, superó los promontorios, descendió tras ellos y desapareció para siempre.
He titulado esta entrada como “cuento” porque todos sabemos que los OVNIs no existen (y menos como vehículos tripulados ajenos a nuestra civilización), por lo que queda claro que lo descrito aquí era la Luna, Júpiter, Venus o Arturo, pero si alguna vez os encontráis con este hombre y os cuenta su historia, no discutáis con él, porque está convencido de que se topó con una nave extraterrestre.
Y visto lo visto, no me extrañaría, ¿eh?