En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

jueves, 11 de febrero de 2016

Crónica de una abducción




Todos sabéis a estas alturas qué es una abducción: el secuestro de un humano por seres procedentes del espacio exterior. Algunos casos muy sonados fueron el del matrimonio Hill, el de Travis Walton y el del cabo chileno Armando Valdés. Como siempre, los detractores califican los hechos como invenciones sin fundamento alguno o alucinaciones individuales y colectivas, y los defensores -incluidos los propios abducidos- juran y perjuran que aquí están pasando cosas muy raras desde hace muchísimo, pero muchísimo, tiempo...
Por supuesto, tengo mi propia opinión, mucho más cercana a la segunda posibilidad que a la primera, pero no es mi intención explayarme sobre este tema aquí y ahora. 
Lo que voy a hacer es ofreceros información sobre unas sesiones de regresión en las que participé como observador y testigo. Me limité a tomar nota de lo que oía. Juro por todos los dioses habidos y por haber que esto no es una obra de ficción, sino la transcripción exacta de lo sucedido.
Que cada cual extraiga sus propias conclusiones.


SINOPSIS DE LA ENTREVISTA INICIAL CON EL PRESUNTO ABDUCIDO

La entrevista tiene lugar el martes, 1 de Diciembre de 1.998, a partir de las 16,30 horas.

Edad del sujeto: 40 años.

Fecha de nacimiento: 28 de Abril de 1.958

Sus padres emigran a Australia en 1.959
Volvieron de ese país en 1967 o 1968

Vivían en las afueras de Sydney, en una zona residencial de viviendas muy separadas, con jardines y mucho arbolado. Su casa estaba situada cerca del mar. Era una zona bastante montañosa. Entre su casa y el mar había una amplia zona boscosa, con muchos eucaliptos. Para reunirse con sus amigos, residentes en el mismo barrio, a veces debía recorrer más de 1 km.

Asistía a clase en un colegio (no guardería), con horario continuo. Comía en el mismo centro docente, y su padre le recogía a la salida para llevarle a casa. Se estima la hora de salida del colegio entre las 15,30 y las 16,- horas.

Cierto día su padre se retrasó y él se fue sólo a casa. Contaba 5 años de edad. Dejó los útiles escolares y bajó hasta el mar, por una escalinata que utilizaba habitualmente y que conducía a una especie de puerto deportivo. Llegó hasta una zona de obras, que estaba solitaria, y a la izquierda de ésta observó una potentísima luz blanca.
Aquí se produce una laguna de memoria.
En el siguiente recuerdo se ve retornando a casa, pero ascendiendo por una escalinata más alejada, que normalmente no utilizaba. Subía las escaleras llorando, aquejado de un terrible dolor de cabeza. Llegó a casa llorando y de noche, aunque cabe estimar que no a hora demasiado descompasada, puesto que su padre no estaba todavía preocupado por su tardanza.

Debemos establecer que cuando bajó hasta el mar serían entre las 16,- y las 17,- horas. Se desconoce inicialmente la fecha del suceso, sin embargo (como se verá más adelante), en un momento de la regresión a la que fue sometido la fecha queda fijada en el 13 de diciembre de 1963. Si tenemos en cuenta que a) cuando volvió a su casa era de noche, b) cuando bajó a la playa no estaba anocheciendo y c) si decidió bajar a la playa cabe suponer que contaba con algunas horas de luz, por lógica podemos estimar que el lapso de memoria perdida abarcaría desde poco más de una hora hasta algo más de cuatro horas.

Aproximadamente a partir de los 16 años comenzó a sentir inquietudes de tipo espiritual, interesándose por la parapsicología y cuestiones adyacentes, desde la perspectiva de simple aficionado que busca satisfacer su curiosidad en estos campos.

Este hombre sufre periódicas cefaleas desde aprox. los 30 años de edad, siempre en el lado izquierdo de la cabeza, con una duración que oscila entre las dos y las cinco horas. Los dolores son terribles. Pueden transcurrir entre una y otra desde seis meses hasta dos años.

Establezco, de acuerdo con el individuo en cuestión, contacto con la doctora R. el mismo día aprox. a las 19,30 horas. La doctora R se muestra receptiva, y propone una entrevista a solas con él, previa a la posible regresión, a la que yo podría asistir, e inclusive grabar, si el interesado está de acuerdo.

Informo a este hombre a vuelta de teléfono, y él me comunica que contactará con la doctora R y, a la vista de la decisión que adopten, después conmigo.

En fecha indeterminada el presunto abducido ha contactado con R y han tenido una entrevista previa, en la que han acordado efectuar la regresión, a la que yo podré asistir como observador.

PRIMERA SESIÓN DE REGRESIÓN - Miércoles, 13 de enero de 1.999

16,00 horas
En conversación previa con ambos, les garantizo absoluta discreción por mi parte. Ninguno de los dos quiere ver sus nombres en las gacetillas, sobre todo la doctora R.

Música relajante - Mantras.
Descalzo y sin objetos metálicos sobre el cuerpo, nuestro hombre se tiende en la camilla y la doctora R le cubre con una sábana. Le pregunta si desea una manta para estar más caliente, pero él declina la oferta. Está tendido, más o menos, en posición Este-Oeste, con la cabeza hacia el Este.
La doctora R toma asiento a su lado derecho y frente a él, y comienza a hablarle con voz muy suave, mientras suenan los mantras en una dulce cantinela. La habitación está en penumbra.
Yo permanezco junto a la mesa de R, a unos dos metros y medio de distancia.

Comienza la sesión.

16,12 - Ejercicios de respiración y relajación.
16,14 - Centrar atención en los pies. Al inspirar, sentir como los pies se encogen. Al expirar, se relajan y expanden.
Lo mismo sucede con las pantorrillas, en idénticos movimientos respiratorios.
¡Todo está bien!
¡Todo es perfecto!
Las rodillas aspiran aire. Al soltar el aire, se va la rigidez.
16,18 - La misma operación con los genitales. Chakra fundamental.
16,20 - Imposición de la mano derecha sobre la zona genital, sin contacto físico.
16,21 - La misma operación de inspiración-expiración con el pecho.
16,30 - Sigue el proceso de relajación. ¡Todo está bien!
16,34 - Ralentización de ondas cerebrales. La doctora R cuenta, muy lentamente y hacia atrás, desde 20 hasta 0. Se trata de ubicar al paciente en el núcleo de su conciencia.
Visualizar un espejo de cuerpo entero: 3, 2, 1
Frente a él está el espejo. ¿Se ve en él?
El espejo tiene unos botones de mando. Debe localizarlos en la parte izquierda del marco.
Nuestro hombre ve el espejo, pero no los botones.
- Doctora: ¿Ves tu imagen?
- Él: ¡Estoy detrás!
El hombre ve el espejo y se ve a sí mismo frente al espejo, pero no se ve reflejado en él, sino que está mirando desde otra posición.
La doctora R le dice que tiene un potente elemento de control en su mano derecha: un mando a distancia.
16,38 - Sí; lo tiene.
16,40 – Ahora él está detrás del espejo.
16,42 - No ve el espejo (dice él)
16,45 - Sigue la relajación.
16,46 - Sigue la música de relajación con mantras.
(De aquí en adelante establezco para el diálogo las iniciales R para la doctora y H para el hombre)
R: ¿Dónde estás? ¿Qué sientes?
H: En ningún sitio concreto. Sé que está ahí (?)
R: ¿Cómo te sientes?
H: Bien. Muy a gusto.
R: Tienes veinte años.
H: Me acuerdo de la "mili".
R: Retrocede otros diez años.
H: Veo a mis amigos.
R: Retrocede otros cuatro o cinco años, a la tarde aquella.
H: Estoy en la calle. Voy por la acera. Baja por unas escaleras. Nunca había estado por allí. Veo una obra con una casa, y hay mucho ruido (?)
R: ¿Están trabajando?
H: Hay luces. No veo gente. Sigo bajando las escaleras.
R: ¿Adónde vas?
H: No sé
R: ¿Conoces el sitio?
H: Sí.
16,55 - R: ¿Qué vas a hacer?
H: Vuelvo para arriba por otro lado.
R: ¿No has llegado a casa?
H: No. Me duele la cabeza.
R: Vamos a bajar otra vez las escaleras. Vamos a rebobinar.
H: Sólo veo árboles.
R: ¿Hay algo entre los árboles?
H: No veo.
R: Fíjate.
17,00 – La doctora R le lleva otra vez hasta el momento en que aparezca el dolor de cabeza en las escaleras.
H: Me duele la cabeza. Estoy en un descansillo de las escaleras.
R: Baja tres escalones... Uno, otro y otro...
H: Me duele la cabeza.
R: ¿Con la misma intensidad?
H: No sé.
17,05 - R: Vamos a bajar otros tres... Uno, dos, tres... Ahora quiero que gires la cabeza hacia la izquierda, donde están los árboles.
H: Veo árboles.
R: Mira hacia arriba.
H: No puedo mirar hacia arriba. No puedo levantar la cabeza. No puedo mirar.
R: Mira hacia los árboles.
H: No puedo girar la cabeza.
R: Intenta mirar hacia los lados.
H: No puedo. Quiero, pero no puedo.
R: Baja un escalón más.
H: He bajado.
R: ¿Puedes mirar ahora hacia los árboles?
H: Ahora sí.
.../...
17,11 - H: Estoy en un claro. Hay ramas y hojas.
R: ¿Cómo está tu cabeza?
H: Bien. Estoy muy bien.
R: Quiero que te mires los pies. ¿De qué color es el calzado que llevas?
H: Marrón.
R: ¿Tienes cordones?
H: Sí. (Él comenta aquí que puede sentir el tronco contra su espalda)
17,17 - H: Hay un agujero.
R: ¿Quieres que nos metamos por él?
.../...
17,20 – La doctora R comienza la operación de relajación para el retorno de H a niveles normales de conciencia.
17,25 - Relajación final antes de abrir los ojos.
17,27 - COMENTARIOS después de la sesión:
R: ¿Qué tal?
H: Muy bien.
R: ¿No te mareas, ni nada?
H: Tengo una sensación un poco rara...
R: Es normal, ¿eh? Es que, además, te has relajado muy profundamente.
H: No sé; tengo una sensación como si tuviera el cuerpo hinchado...
R: Más grande...
H: Eso...
.../...
R: Bueno, a mí me gustaría preguntarte cómo te has encontrado... Si has tenido alguna dificultad...
H: Había momentos en que no podía... Así como tenía otros momentos... pues que lo veía todo muy claro, había otros en que me resultaba casi imposible centrarme. A veces subir ese peldaño, me costaba. Sin embargo los zapatos los veía clarísimamente. Veía todos los detalles de los cordones y todo.
R: ¿Cómo has vivido esta primera experiencia?
H: Pues no sé cómo decirte... Hombre... Hasta que realmente he empezado a ver algo que no recordaba... Cuando he empezado a subir las escaleras...Todo lo demás, lo recordaba. Y lo de las escaleras no lo recuerdo bien. Lo que yo recordaba era que me dolía la cabeza, y estaba ya casi arriba de las escaleras, yendo para mi casa. Pero, no sé... Todo lo que pasó desde la casa hasta que hice todo el recorrido, no me acordaba de nada. No sé si esto es fruto de mi imaginación, o no...
R: No. Te puedo asegurar...
Yo (interrumpiendo a la doctora): Que estaba en un claro del bosque, ha dicho...
R: ¿Eh?
Yo: Que he entendido yo que estaba en un claro del bosque, apoyado en un árbol...
R: ¡Ajá! (Dirigiéndose a Roberto) Te puedo asegurar yo que no (que no es fruto de su imaginación)
H: Recuerdo que no podía mirar hacia arriba. Sentía como si tiraran para atrás. Era como esa sensación, pero si fuera así estaría mirando hacia arriba, pero no podía subir la cabeza.
R: Hombre, da la sensación..., da la sensación, ¿eh?, de que en ese tramo de seis peldaños algo pasa, ¿no? Algo pasa... Es muy significativo también el que en un momento determinado veas todo oscuro, el que no veas nada... También es muy significativo, en las regresiones, que cuando se va a visualizar o a retomar la vivencia, a otros niveles, no se vea nada... Es decir, muchas veces con lo primero con que nos topamos es con el miedo. Es como si se viera un agujero negro, ¿no?
H: Es que yo veía los árboles. Veía el bosque, los árboles… Pero veía una zona, no sé cómo decirlo, como si fuera un chorro de tinta que se expande, pero con estrías, sin forma... Una cosa negra, con estrías...
Yo: O sea, amorfa...
H: Eso, sí. Pero era simétrica...
Yo: ¿Era una figura geométrica?
H: No. Yo no conozco ninguna figura así...
Yo: ¿Bordes definidos?
H: No. No he visto borde alguno. Era una cosa negra...
R: Sí, pero la parte izquierda era igual que la derecha, ¿no? Como las manchas de esos tests que se emplean en psicología...
H: Sí. Vamos, yo eso lo he visto en películas, pero imagino que era algo así... Pues es lo único que podía ver.
R: Hombre, de todas formas, yo, sinceramente, por la experiencia que tengo a nivel regresivo, creo que has hecho una muy buena regresión, para ser la primera, ¿eh? Porque hay muchos factores con los que se juega. El mayor es el miedo, ¿no? El miedo a qué se ve; qué no se ve; qué puede pasar... Yo creo que te has dejado sentir mucho.
H: Tenía sensaciones raras. A veces me daba la sensación de que no estaba allí. Y otras veces, estaba allí... Pero no..., no era continuo... Había momentos en que no me veía. Cuando me estaba imaginando en el espejo, era incapaz de verme en él, pero sin embargo veía el espejo y yo delante del espejo... Pero yo estaba más adelante...
R: Sí, tú estabas como un espectador, delante del espejo. Sí, en muchas ocasiones sucede así. De todas formas, lo que es muy importante, y vuelvo a insistir en ello, como cuando nos conocimos, es potenciar el contacto que podamos tener, porque muchas veces, cuando estoy a ese nivel, también siento cosas, ¿no? Es muy importante. Y que en un momento determinado sientas que ya no estás en esa escena, también es importante. No tiene por qué significar que te estás despistando, ni mucho menos. Es que igual estás en otro sitio. Y si tú te metes, me das opción a que vayamos a ese sitio, a que entremos ahí, ¿me entiendes? Por eso es muy importante que siempre tengamos alguna comunicación. Yo, por ejemplo, he sentido muy fuerte que en la parte izquierda algo pasaba.
H: Yo no sé..., pero al principio no me ha dado ninguna sensación de que hubiera algo a la izquierda... O sea, que no he subido, ¿no?
Yo: A la parte izquierda, ubicando físicamente desde donde estaba él...
R: Claro; claro...
H: De la escalera...
Yo: ¿Por qué no podía volver la cabeza hacia arriba?
R: Yo he sentido que le tenía que hacer mirar hacia arriba y a la izquierda, a ver qué pasaba... Pero ahí hay algo... Ahí hay algo... Que no estamos hablando de nada en concreto, ¿eh? Es decir, hay un espacio muy pequeñito entre que tú estas perfectamente y estás con un dolor muy fuerte de cabeza. Está claro que algo sucede ahí. Eso está claro. Es decir, de alguna forma tu termómetro es tu dolor de cabeza. Por eso hemos trabajado todo el rato entre subir y bajar. Y algo sucede para que aparezca ahí. Lo que te aconsejaría es que no les des vueltas ahora mismo, ¿eh? Otra cosa te aconsejaría: no sé si podrás no trabajar ahora; no lo sé, pero si puedes no trabajar inmediatamente, mejor, porque la persona queda como muy hacia dentro después de la relajación...
H: Consultaré el teléfono, por si tengo alguna llamada...
R: Y luego, cualquier cosa que te sorprenda, o que te parezca interesante, o sueños, no dejes de comentármelo, porque yo te puedo asegurar que cuando se abre el hemisferio derecho... se ha abierto, y la verdad es que se empiezan a sentir cosas.
H: Bueno, no sé... Estaré atento, a ver...
R: Sin darle demasiadas vueltas al bolo, en la medida de lo posible...
H: ¿Y esas interrogantes que me quedan por ahí? Es que, claro, me gustaría saber más. Quiero decir: ¿es conveniente que pase un tiempo, sin darle vueltas? Más adelante volveríamos sobre ello, ¿o qué?
R: Yo lo que creo que es conveniente es que sigamos trabajando a nivel regresivo, y que no dejemos pasar mucho tiempo, en la medida de lo posible...
H: Bien...
R: Eso es lo que yo te aconsejo, pero como siempre, tu decisión es la mía. Es decir, yo creo que hemos abierto una puerta, pero una vez que está abierta se nos puede ir, ¿no? Por lo menos, vamos a intentar meternos dentro, y ver qué hay...
H: ¿Cuando lo haremos?
R: Yo, por mí, la semana que viene... Es bueno, como te he dicho, no espaciar el proceso, y más cuando tienes algo que parece estar cerca, ¿no? Además, ahora es cuando más puedes tú empezar a funcionar con el hemisferio izquierdo, a darle vueltas, y a mí eso no me interesa...
H: Bien. Entonces quedamos a esta misma hora, el miércoles próximo.
R: Te aconsejo que hagas una comida ligera, si es posible.
H: Hoy me he puesto las botas...
R: ¿Te has puesto las botas? Bien...
Yo: Claro, la mancha oscura era la tinta de los calamares...
H: No eran calamares.
Nos despedimos de la doctora R y quedamos citados para el miércoles día 20 de enero de 1999, a las 16,00 horas.


SEGUNDA SESIÓN DE REGRESIÓN - Miércoles 20 de enero de 1.999
16,00 horas.

Después de los saludos de rigor y breves comentarios sobre el estado físico y emocional del presunto abducido, comienza la sesión. La doctora R dirige magistralmente el proceso.

16,05 - Ejercicios de respiración y relajación, para aflojar el cuerpo-Inspiraciones-Expiraciones por los pies, pantorrillas, rodillas, muslos y genitales. La Fuerza de la Vida se derrama por las extremidades inferiores. Luego asciende por el bajo vientre, como una suave oleada de calor, que pasa por el abdomen en sentido ascendente. ¡Todo está bien!
16,14 - La Fuerza de la Vida alcanza el pecho. Se abre el Cuarto Chakra, expandiendo su energía como un torbellino por los brazos, el pecho y la espalda.
16,16 - Todo tu cuerpo se abandona a las Fuerzas de Vida y Amor. Debes soltar y relajar el cuello y la garganta, como punto de unión entre el pensamiento y el sentimiento.
16,19 - Debes soltar y relajar la mandíbula y los pómulos. Que los ojos descansen profundamente, porque no los vas a necesitar.
16,21 - El hemisferio izquierdo del cerebro se va haciendo más pequeño y el derecho se activa y expande.
16,26 - Todo tu ser descansa. Tienes en tu mano un arma poderosa, una especie de telemando que te conducirá a cualquier lugar que desees. Pídele a tu mando que te lleve a las escaleras. Cuando estés allí abre los ojos.
H: Ya estoy.
R: ¿Dónde?
H: En el árbol.
R: ¿Qué tal te encuentras?
H: Muy bien.
R: Mírate los zapatos. ¿Tienes los zapatos?
H: No puedo ver los zapatos.
R: Pídele a tu mando que te proporcione una panorámica completa. ¿Ves la escena?
H: Veo el árbol. Me veo.
R: ¿Qué haces?
H: Estoy sentado, con las manos sobre las rodillas y la cabeza mirando hacia abajo.
R: ¿Y arriba? ¿Qué sucede arriba? Sube la vista, desde el lugar donde te encuentras.
H: Estoy como dormido; muy a gusto.
R: ¿Llevas un ratito ahí?
H: Sí.
R: Cuéntame cómo es el entorno.
16,33 - H: Hay muchos árboles. El árbol donde estoy es el más claro.
R: ¿Más pálido?
H: Es verde claro. Todos los demás son verde oscuro.
R: Ve ascendiendo con la vista, y recorre el tronco y el ramaje. ¿Cómo son?
H: El tronco es liso, con algunas vetas horizontales. Es alto. Parece muy alto.
R: ¿Ves hojas y ramas?
H: Ahora lo veo. No tiene muchas ramas. Tiene pocas ramas. No veo frutos. Tiene pocas ramas, pero es más alto.
R: ¿Que el resto?
H: No sé. Es muy alto.
R: ¿Cómo es el cielo por encima de él?
H (larga pausa): No veo mucho el cielo. No está oscuro, pero tampoco claro.
R: ¿Es el atardecer?
H: Yo diría que sí.
R: ¿Se está poniendo el Sol?
H: No veo estrellas. Hace buen tiempo. Hace calor.
16,37 - R: Vas a mirar hacia abajo. ¿Sigues adormilado?
H: Pienso que sí.
R: ¿No te mueves?
H: No
R: Cuéntame cualquier sensación que tengas, aunque no puedas explicarla.
H: Tengo la sensación de que mi cabeza quiere ir para un lado y mis piernas para otro.
R: ¿Cómo es la sensación?
H: Como si mis piernas quisieran marcharse.
R: ¿Adónde?
H: No sé.
R: ¿Qué le pasa a la cabeza?
H: Lo que sucede es raro. Es como si la cabeza estuviera pegada y flotara el cuerpo. Siento algo muy raro.
R: Descríbelo.
H: Siento como si estuviera... (No puedo escuchar las palabras siguientes, por estar apartado. Él describe por aquí la visión fugaz de un extraño rostro)
R: Dejémonos llevar por la sensación. ¿Qué está sucediendo en este lugar?
16,40 - H: Veo como si se me fuera el cuerpo hacia la derecha...
R: Sigue por ahí... Deja que se vaya. Yo estoy contigo...
H (larga pausa). Ya no tengo sensación de que se me va el cuerpo.
R: ¿Cómo te encuentras?
H: Tengo una sensación muy rara en las piernas.
R: ¿Qué es lo que te pasa?
H: Es como si fueran de piedra. Están muy duras...
R: ¿Y el resto del cuerpo?
H: No lo noto. Sólo las piernas. Están muy duras.
R: ¿En qué posición estás?
H: Estoy tumbado, pero recto.
R: Pregúntale a tu mando dónde estás y por qué estas tumbado.
H: Parece que estoy tumbado en algo muy duro. Estoy boca arriba, pero no veo nada.
R: ¿Qué sientes?
16,45 - H: Siento frío.
R: ¿Por dónde?
H: Por todo el cuerpo. Hay frío en el ambiente.
R: ¿Es de noche?
H: No lo sé.
R: Tal vez no estás en el mismo sitio... (Larga pausa) ¿Cómo está tu cabeza?
H: Bien.
R: ¿Sigues tumbado?
H: Sí.
R: ¿Qué ves?
H (pausa): Flashes, pero no de luz. He visto otras cosas.
R: ¿Tienes los ojos abiertos?
H: Sí.
R: Gira la cabeza hacia la izquierda.
H: No puedo.
R: Y, ¿a la derecha?
H: No puedo.
R: ¿Tienes la cabeza sujeta?
H: Dura.
R: ¿Está sujeta?
H: No lo veo.
R: Gira suavemente la cabeza hacia la izquierda.
H (larga pausa): No puedo.
R: Vuelve a intentarlo. Es muy importante que lo hagas. Sólo con que lo desees, lo harás.
H: Es una habitación. No hay nadie.
R: ¿Cómo es?
H: Redonda. De color gris.
R: ¿Ves algún otro color?
H: Sólo veo gris.
R: ¿Ves alguna puerta?
H: No. Tampoco veo aristas.
R: ¿Qué sientes?
H: Estoy un poco aburrido, pero no desagradable.
R: ¿Puedes describir la habitación?
H: Es redonda. Con forma de media naranja. Está vacía pero veo dos cosas.
R: ¿Qué son?
H: No puedo acercarme.
L: Utiliza el mando que tienes en tu poder, y levántante.
16,56 – H: Son dos cosas. Una junto a la otra. Tienen forma de puerta. Parecen puertas redondeadas por arriba. No están cerradas. Es como un túnel. Al otro lado no veo nada. Algo me tira de los hombros. Es como si me quisieran llevar adonde estaba tumbado.
R: Utiliza el mando que tienes en tu poder para ver la habitación completamente.
H: La veo. Es una habitación redonda. Hay una especie de cama. Detrás de la cama la pared es recta, como si faltara un cacho de habitación. La cama es una especie de tabla que sale de la pared. No es de madera. Tampoco de hierro. Parece un material muy ligero. No sé...
R: Tócala...
17,05 - H: Es fría. Es una tabla que sale de la pared. La pared es plana. Sigo sintiendo dolor en los hombros
R: Utiliza el mando para desplazarte y pasar al otro lado de la pared. (Pausa) ¿Has pasado al otro lado de la pared?
H: No veo nada. Está todo negro. No quiero volver a atravesar la pared.
R: ¿Por qué?
H: Veo luces. Pequeñas luces debajo de mí. Es como si estuviera viendo el paisaje desde un avión, pero no muy alto...
R: ¿Estás suspendido en el aire?
H: Sí.
R: ¿Ni subes, ni bajas?
H: No.
R: ¿Cómo está tu cabeza?
H: Son los hombros los que están mal.
R: ¿Te siguen doliendo?
H: Sí.
R: ¿Es de noche?
17,10 - H: Sí. Veo lucecitas. De pueblos...
R: ¿Estás solo, arriba?
H: Sí. Quiero entrar en la habitación.
R: Puedes volver, si quieres.
H: Ya estoy en ella.
R: ¿Hay alguien?
H: No hay nadie.
R: ¿Estás tumbado?
H: ¿Tumbado…? No sé... No; estoy junto a la cama. Trato de entender, pero no entiendo nada...
R: No intentes comprender. Sólo debes ocuparte de sentir. Toma una de las puertas-túnel y vé a otra habitación.
H: ¿Cuál de ellas?
R: La de la derecha.
H: Es una habitación parecida, con cosas.
R: ¿Qué cosas?
H: Hay una especie de mesa, con tubos... Son tubos alineados, huecos... Muchos tubos, pero huecos... Están calientes...
R: ¿Qué más hay?
H: Es lo que más veo. Y cosas raras... La habitación es más grande. Tiene la misma forma que la otra. Hay una fila continua de ventanas que la rodean por la parte de arriba.
R: Asómate a ellas y dime lo que ves.
H: No puedo llegar hasta ellas.
17,15 - R: Sube sobre una silla o taburete...
H: No hay sillas ni taburetes. No hay nada de eso.
R: ¿Hay alguna puerta?
H: Hay una puerta en forma de arco.
R: ¿Qué ves?
17,22 - H: Una habitación alargada, con mesas o camas. Entre dos de las mesas hay alguien vestido de blanco...
17,23 – La doctora R detiene la regresión y comienza el proceso de retorno a la conciencia normal.
17,25 - COMENTARIOS después de la sesión:
Yo (a H.): ¿Recuerdas perfectamente las preguntas de R y tus propias respuestas?
H: Sí, sí...
R: Totalmente. El proceso de regresión no tiene nada que ver con la hipnosis.
Yo: Es curioso el afán de intentar comprender, por parte del sujeto, todo aquello que está viendo...
R: Ahí, el hemisferio derecho entra en acción, pero no es conveniente en absoluto que eso suceda. Por eso intento que él transmita exactamente lo que ve y lo que siente, sin detenerse para nada en buscar explicaciones. Él debe ocuparse de ver, de oír y de sentir, y luego ya habrá tiempo para sacar conclusiones. Se supone que el hemisferio izquierdo ya está funcionando...
H: Pero es que se ven cosas tan extrañas...
R: Si yo lo entiendo, pero no se puede perder el tiempo intentando comprender en esos momentos...
H: Al final me sigue asaltando la duda de lo que te dije el primer día...
R: ¿Si se trata de tu imaginación? Es una cuestión de fe, majete... De verdad... O lo crees, o no...
Yo: Lo que está claro es que tú has intentado recordar durante muchos años, y no has conseguido nada... ¿Por qué no has imaginado ahora, por ejemplo, que estabas sentado a la mesa, con tu padre, comiendo unos muslos de pollo?
R: Tu intuición es tu guía. Ella debe proporcionarte la respuesta. O crees en tu intuición, o no crees... De cualquier forma, estamos iniciando el proceso. Yo creo que hoy se ha abierto mucho más la puerta... Pero mucho más...
H: Ahora me resulta más fácil... No sé por qué...
R: Yo veo que, para ser el segundo día, has visto y has sentido de verdad, estupendamente, sobre todo comparándote con algunas personas...
H: La verdad es que hoy he tenido unas sensaciones rarísimas...
R: Describe cómo era la cara de la persona que has visto.
H: La piel de color marrón claro. Un ojo muy grande, con una especie de abultamiento en la parte superior de la cabeza.
R: ¿Era como una capa superpuesta?
H: No. No tenía boca, ni nariz. Todo de color marrón claro.
Yo: ¿Cuándo lo has visto, exactamente? Porque no me he enterado bien…
H: Ha sido una especie de flash, cuando estaba apoyado en el árbol, con la sensación ya de estar tumbado. R me ha ordenado mirar hacia la izquierda, y entonces lo he visto...

TERCERA SESIÓN DE REGRESIÓN - Miércoles 3 de febrero de 1.999
16,00 horas

16,06 - Comienza el proceso de relajación habitual.
16,15 - Relajación de cuello y garganta.
16,17 - Relajación sobre el hemisferio cerebral izquierdo, que no se va a utilizar. Se deshincha poco a poco, como si fuera un globo.
16,19 - Se activa el hemisferio cerebral derecho. A cada inspiración se va haciendo más grande; se va expandiendo, hasta hacerse inmenso, infinito...
16,20 - Comienza el proceso de descenso de ondas cerebrales, bajando, paulatinamente, de 21 a 4. Conseguido, el sujeto se encuentra en "el centro de su ser".
16,24 - R: Tienes el "mando". Estás en el túnel de luz y hay un ser vestido de blanco. Hazme saber cuándo estás en ese lugar. (Pausa) Eres un niño y estás en un lugar luminoso... ¿Estás allí?
16,25 - H: Sí.
R: Utiliza el "mando" para que haga la imagen más grande. Vamos a meternos en el túnel. Entramos en el túnel. Cualquier cosa que suceda, dímela.
H: No puedo entrar por el túnel.
R: ¿Por qué no?
H: No lo sé.
R: Déjate sentir y sabrás por qué no.
H: Estoy de pie, pero quieto.
R: ¿Tu intención es caminar, pero no puedes?
H: Sí.
R: ¿Hay alguna fuerza contraria que te lo impide?
H: Sí.
R: ¿Es como si no pudieras estar en esa zona?
H: Sí.
R: Vamos a volver, entonces, a la habitación que tiene la forma de media naranja.
H: ¿La primera o la segunda?
R: La primera. O, si no, déjate sentir...
H: La primera. Voy a la primera.
R: Muy bien. ¿Sigue estando igual que la última vez?
H: Sí. No hay nadie.
R: Cualquier cosa que sientas, házmela saber. Tómate tu tiempo. Creo que tienes que esperar algo o a alguien...
16,30 - (Larga pausa)
16,32 - H: Sé que no va a venir nadie, pero siento que algo va a pasar.
R: ¡Ajá!
H: Las paredes no se mueven, pero siento que algo vibra. Es extraño...
R: Déjate sentir.
H: Es algo que viene de arriba a abajo...
R: Incide sobre tu cuerpo, ¿verdad?
H: Noto que baja algo, pero no sé qué es.
R: No te preocupes.
H: Miro hacia arriba. Algo baja, pero no sé... Tengo la sensación de que es como si estuviera metido en una máquina más grande, pero no es una máquina... Noto algo en el cuerpo. Estoy temblando. No me puedo mover. Cae algo sobre mi cuerpo. Es como agua...
R: ¿Cómo se siente tu cuerpo?
H: Bien...
16,38 - R: ¿Te sientes bien?
H: Sí. (Pausa) Estoy fuera de mi cuerpo, pero me estoy viendo. Tengo la sensación de que me están... (?) pero yo estoy fuera; al lado.
R: Ahora puedes moverte. ¿O prefieres permanecer junto a tu cuerpo?
H: Me da igual.
16,42 - R: Entonces vamos a dar un paseo. Vé al túnel.
H: Ya estoy.
R: Avanza por él.
H: Veo las mesas.
R: ¿Estás avanzando?
H: Sí. En la tercera mesa hay unos tubos verticales. Veo, de espaldas, a este hombre. Estoy detrás de él.
R: ¿Él sabe que estás ahí?
H: Creo que sí, pero sigue haciendo lo que estaba haciendo.
R: ¿Por qué no te colocas frente a él?
H: No sé si estoy de frente o detrás... (Pausa breve) Sabe que estoy ahí, pero no se asusta. Está haciendo algo que tiene que hacer.
R: Háblale. Pregúntale lo que quieras. Déjate sentir en las respuestas.
16,48 - H: No me va a hacer daño.
R: ¿Tiene que hacer algo contigo?
H: Sí.
R: ¿Para ayudarte?
H: Sí.
R: Pregúntale en qué.
H: Para prepararme.
R: ¿A qué?

Aquí se produce una breve "conversación" entre la doctora R. H y el ser que está junto a la tercera mesa, que no puedo captar porque se expresan en voz muy baja. Sin embargo no debemos olvidar que el sujeto sometido a regresión recuerda su experiencia, como veremos después.

17,00 - R: ¿De qué forma te tienes que preparar hasta que llegue el momento?
H: Debo aprender, aprender y aprender. Me falta algo más todavía. (Breve pausa) No me va a decir nada más.
R: ¿No te dirá más ahora?
H: No. (Pausa) Ya he vuelto a mi cuerpo.
17,04 - R: ¡Ajá!
H: Ya estoy abajo, en el bosque.
R: Bien. Una última cuestión: pídele al "mando" que materialice la hoja del calendario, indicando día, mes y año en que te encuentras.
H: 13 de diciembre de 1.963
R: De acuerdo. Vamos a iniciar el retorno.

COMENTARIOS después de la sesión:

R: ¿Cómo te encuentras?
H: Tengo frío.
R: ¿Quieres tomar algo caliente? ¿Un café, o una infusión?
H: Me apetece una infusión, o algo así.
R: ¿De qué?
H: No sé... De cualquier cosa...
La doctora R sale de la habitación y hablo con H.
Yo: ¿Qué tal?
H: Bien, pero tengo una sensación rara...
Yo: Rara, ¿en qué sentido?
H: No lo sé... La espalda...
Yo: ¿Qué sientes? ¿Tensiones físicas?
H: Como si...
Yo: Como si flotaras...
H: No. Como si ocupara el doble de espacio... Me noto la cabeza como más grande...
Yo: Tranquilo, que físicamente estás igual que antes.
H: Siento frío. Tengo las manos heladas.
Yo: ¿Hacía frío en ese lugar en que te encontrabas?
H: No. En el cuerpo no siento frío, pero en las manos... Se me han quedado...
Yo: ¿Recuerdas ahora la entrevista con ese ser que se encontraba entre las mesas?
H: ¡Ajá!
Yo: La recuerdas, ¿no?
H: No tenía cara, ni ojos, ni nada... No era más que una forma...
Yo: ¿Cómo lo veías? ¿Cómo lo definirías? ¿Una masa amorfa? ¿Un cuerpo luminoso? ¿Una sensación? ¿Algo físico y real?
H: Yo tenía la impresión de que era real, físico.
Yo: Pero no tenía cara...
H: Yo no le veía cara... De hecho, al principio creía que estaba detrás de él
Yo: ¿Y vestiduras?
H: De lejos daba la impresión de que tenía algo, pero lo único que he notado es que era más blanco, digamos, del cuello para abajo.
Yo: ¿Recuerdas la conversación que has mantenido con él?
H: No hablábamos.
Yo: ¿Eh?
H: Que no hablábamos.
Yo: ¿Qué era? ¿Un intercambio de ideas, de pensamientos?
H: ¡Ajá!
Yo: Pero lo recuerdas, ¿no?
H: Por supuesto.
Yo: ¿Puedes hacerme un resumen?
H: Pues me ha dicho que estaba allí porque tenía que hacer algo con un hombre. Tenía que prepararme. No sé si preparar mi cuerpo, o qué. No tengo ni idea...
Yo: No te vuelvas loco... Tranquilo.
H: Y me ha dicho que la vida me iría enseñando. Que iría aprendiendo algunas cosas, y que llegado el momento él volvería y entonces yo ya sabría lo que tendría que hacer... Entonces volvería a estar con él. Pero no me han hecho nada en el cuerpo. Lo único que notaba, en la camilla, era algo encima de mí, desde el cuello hasta los pies... Pero no era nada material... Era como si estuviera envuelto en algo...
Yo: ¿Una especie de campana?
H: No. No sé cómo expresarlo... Como energía...
La doctora R ha regresado a la sala.
R: ¿Cómo te has sentido en esta sesión?
H: El otro día me sentí mejor... Más a gusto que hoy... Hoy he estado como más tenso, quizás.
Yo: Me ha parecido que citabas el nombre de ese ser, aunque no lo he entendido bien. ¿Ha sido así?
H: Sí. Su nombre es Grot: G-R-O-T.
R: Tengo la impresión de que lo que haya de sucederte está muy cerca...
H: Ya veremos. Al menos, ya no tengo esa sensación de duda que he arrastrado desde niño.
R: Te recomiendo que estés atento, y ten en cuenta que las comunicaciones pueden llegar por cualquier vía, incluso a través de los sueños...
Yo: ¿Tenías la sensación de que estabas en una nave, en un objeto volante?
H: No puedo asegurarlo. Yo veía desde arriba luces y las copas de los árboles, pero no puedo decir que estuviera dentro de una nave. De hecho, si lo era, era muy rara. Pero eso sí: era real y el ser era real, también. Y estaba arriba, en el aire.
Yo: Cuando estabas en el bosque, ¿no percibiste algún tipo de vehículo?
H: No. Lo que sí tengo muy claro es que el primer día ví esos árboles, y uno era más claro que los otros. No me digas por qué... ¿Porque su color era así? No lo sé. ¿Había un haz de luz sobre el árbol? No lo sé. De lo único que estoy seguro es de que había uno que era más claro.