En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

sábado, 4 de junio de 2016

Háblame, Orenda




HÁBLAME, ORENDA

Háblame, Orenda,
desde las profundas,
ignotas e insospechadas
cavernas de mi yo;
desde la danza verde
que la yerba ejecuta en la pradera,
enlazando a la brisa por el talle;
desde el fulgor
del Sol resplandeciente;
desde el pálido beso de la Luna.
¡Háblame, Orenda!
Háblame sin palabras
por encima de las barreras
del tedio y del terror.
Yo escucho.
Háblame en la voz cantarina
de las fuentes;
en el invisible aleteo de las aves
que se buscan con amor
por la enramada;
en el grito de guerra
del azor;
en la escritura volátil y perpetua
que trazan cada día
las nubes en el cielo;
en el copo de nieve
y en el hielo;
en el silencio preñado de misterios
que guarda en sus entrañas
la impenetrable niebla;
en la huella del jabalí furtivo,
y en la danza festiva
del joven juguetón pequeño zorro
casi recién nacido.
¡Háblame, espíritu inmortal!
¡Háblame, Orenda!
El mundo golpea en mis oídos
como el  bravío mar contra un falucho,
buscando aniquilar mi pensamiento
pero, a pesar de todo,
yo te escucho.

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