En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

lunes, 17 de octubre de 2016

Frases hechas



FRASES HECHAS



Desde el “Alea jacta est” de Julio César, hasta el “Sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas” (“Sangre, sudor y lágrimas”, según otros) de Winston Churchill, hay multitud de frases hechas que se vienen utilizando con más o menos oportunidad y frecuencia a lo largo de los tiempos y hasta el momento presente. Están tan manidas, en su mayoría, que son consideradas por el vulgo como infalibles asertos, indiscutibles e indiscutidos. Hay una, muy buena, que sólo voy a mencionar de paso y un poquito más, cual es aquélla de que “Cualquier opinión debe ser respetada”. Tales de Mileto, en el siglo VI a.C., defendía que la Tierra era plana, y Anaximandro, su discípulo, que tenía forma de cilindro. Es evidente que las opiniones de estos dos antiguos personajes no podían ni debían ser respetadas.
Hoy en día, en buena lógica, siguen empleándose las frases hechas sin ton ni son como broche de oro o alegato irrefutable de cualquier discusión o debate. Sin ir más lejos, un oyente de RNE, simpatizante del movimiento independentista catalán, aseguraba hoy que “La democracia es el respeto a los votos”. Dicha así, la afirmación parece universal e indiscutible, pero si te metes en profundidades meditativas y asépticas la cosa cambia, porque –por ejemplo- yo puedo reunirme con mi cuadrilla en el bar del barrio y decidir por 8 votos a favor y 2 abstenciones que nos vamos sin pagar, acto que tendría muy poco de democrático y mucho de filibusterismo. Deduzco, en consecuencia, que la democracia es mucho más que el mero respeto a determinados votos.
Se maneja también profusamente en los tiempos que corren eso de que “Exigimos el derecho a decidir”, que en principio, y a mi modo de ver, lo único que tiene de malo es lo de “exigimos”. Se ha perdido el sentido de la cortesía. Ya nadie pide las cosas por favor, o rogando o con simple amabilidad. Todo el mundo exige. Todo el mundo tiene derechos, pero nadie tiene obligaciones. Sea.
Aparte de eso, lo del derecho a decidir tiene dos contrapartidas: tus conciudadanos también tienen derecho a decidir, y nadie puede ejecutar la decisión tomada si va en contra de los intereses de los demás. En otras palabras, el derecho a decidir choca con el derecho de los demás a decidir que tú tengas o no derecho a decidir, pero ninguno de los bandos está legal o democráticamente habilitado para ejecutar tal decisión.
Por eso preferimos como forma de gobierno la democracia y no las frases hechas, aunque ambas sean generalmente inútiles.

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