En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Estrellas fugaces, ¿ciencia o poesía...? ¡Mierda!



Desde que tuvimos uso de razón nos sorprendimos con aquellas preciosas bolas luminosas que cruzaban el cielo nocturno y se apagaban silenciosa y rápidamente: las estrellas fugaces.
Pronto nos enseñaron que se trataba de piedras viajeras, fragmentos de grandes meteoritos, de cometas o de planetas desintegrados, que eran atraídas por la gravedad terrestre y se consumían en la fricción con nuestra atmósfera. Sin embargo, siempre preferíamos otorgarles un cariz más poético, más misterioso y sugerente. Para algunos era las Lágrimas de San Lorenzo; para otros, almas que subían al Cielo; o señales maravillosas de próximos acontecimientos; o divinos otorgadores de deseos. Cuántos millones de enamorados, contemplando el cielo nocturno entre caricia y caricia, habrán mantenido un diálogo parecido a éste:
- ¡Mira, una estrella fugaz...!
- Pidamos un deseo.
- Que nos queramos siempre como ahora mismo.
- ¡Muac!
Pues todo eso ha cambiado de golpe, señores.
Acabo de leer en un diario que el astronauta Scott Kelly permanecerá un año en la Estación Espacial Internacional (ISS), y que su organismo producirá unos 80 kilos de heces (excrementos, caca), que al entrar en la atmósfera podrían parecer estrellas fugaces.
A partir de este momento, cada vez que vea una estrella fugaz sólo podré pensar en mierda.
Hay que reconocer que el Hombre tiene una especial habilidad para joderlo todo.

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