EL HOMBRE DE NIEVE
El hombre de nieve
ni busca ni sabe
lo que le conviene,
y no se previene
contra lo que viene
el hombre de nieve.
No abrirá la boca
el hombre de nieve
si le sobreviene
lo que siempre viene
cuando uno conviene
ser hombre de nieve.
No escucha palabras
el hombre de nieve,
ni miradas tiene,
y el año que viene
ya estará olvidado
el hombre de nieve.
El hombre de nieve
rebosa de frío
y frío no tiene,
porque se mantiene
como aliento frío
de la fría nieve.
¿Quieres ser, amigo,
un hombre de nieve?