Profundamente emocionado, con lágrimas rodando imparables por mis mejillas, he recibido el pago de mis derechos de autor porque uno de vosotros -Dios le bendiga- ha comprado (¡al fin!) alguno de mis libros.
Los 3,74 euros ingresados en mi cuenta ayer mismo certifican lo anterior.
Ya sé que no voy a salir de pobre, caramba, pero nadie me arrebatará la satisfacción de pensar que tengo un lector más, al que sólo puedo y quiero agradecer su atención, mientras espero que la lectura le resulte todo lo agradable que yo deseo.
¡Muchas gracias, lector!
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