En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

viernes, 1 de agosto de 2025

Correos

 


A ver, que no os estoy exhortando a realizar una acción deshonesta y pecaminosa, sino que me limito a anunciar un breve comentario sobre el servicio postal español, que cuando yo era un chaval funcionaba bastante bien y ahora parece que deja bastante que desear. 
En mis tiempos conocíamos al cartero por su nombre; los vecinos y él se saludaban cordialmente todas las mañanas y los perros del barrio ni le mordían. Cuando llegaba Navidad, el cartero depositaba su felicitación en cada buzón, y el vecindario respondía devolviendo el sobre con una cantidad de dinero según las posibilidades de cada cual.



En aquella época, cuando los transportes eran lentos y no existían redes sociales, internet ni cosas por el estilo, las cartas interurbanas podían tardar en llegar a destino una semana, no como ahora, en que, gracias a los portentosos avances de la técnica, llegan en 24 horas pero se acumulan en las oficinas postales durante semanas hasta que alguien decide repartirlas.
Los paquetes manipulados por Correos Express son caso aparte. Lo digo porque estos días he recibido uno y la verdad es que no puedo quejarme de la celeridad; o sea, no me quejo del fondo, sino de la de forma. Mejor, no me quejo de nada porque total nadie va a hacerme ni puto caso; todo el mundo tiene sus derechos, pero ya nadie tiene obligaciones. Así nos va como nos va. 
Bien, la cosa es que Correos me avisó puntualmente sobre la llegada de mi paquete, pero, ¡oh! cielos, en el momento de la entrega yo no estaba en casa, así que recibí un mail en el que se me comunicaba lo sucedido, y se me anunciaba que el paquete me sería entregado al día siguiente entre las 10 de la mañana y las 10 de la noche. 
Yo pensé que aquello era estupendo, y qué buen servicio, y cómo funcionan éstos, y esas cosas ...
Pero, ¡sorpresa!
Recibo al poco otro mail en el que me indican que mi paquete ha sido entregado en un comercio, a 11 minutos en coche de mi domicilio, en una zona de difícil aparcamiento, y que si no lo recojo en el plazo de una semana procederán a devolverlo al remitente. Yo me quedo pensando que lo prometido es deuda, y que si me dijeron que me lo entregarían en casa al día siguiente así debiera haber sido.
Pero no tengo más cojones que agarrar el coche y lanzarme a la búsqueda de mi paquete, que resulta estar en manos de un frutero indio o pakistaní, que me lo entrega inmediatamente después de que yo le dé el PIN del envío.
Por cierto, un frutero indio o pakistaní muy majo.



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