Honoris causa

 

¡Gracias...!

 

Este chiste se lo contó Ramsés IV a Tucmosis I, pero igual no os lo sabéis:

La típica plantación algodonera del Sur, llena de esclavos afanados en sus trabajo y recibiendo latigazos del capataz por todos los lados. El sudor se mezcla con la sangre en las espaldas de los forzados, mientras los gritos de dolor y los insultos se entrecruzan en el aire. 

En eso, sobre una colina aparece la figura de un hombre enmascarado vestido totalmente de negro, que cabalgando un caballo negro y veloz se dirige, espada en mano, contra el capataz. Llegado a la altura del villano, con unos cuantos movimientos de la punta del estoque le graba en el pecho una gran Z y en la frente otra letra similar más pequeña. El capataz sale huyendo campo a través mientras los esclavos, alborozados, aplauden y jalean a su salvador al grito de:

- ¡¡¡ Gracias, Zupermán...!!!