¿QUÉ QUERÉIS QUE OS DIGA?
¿Qué queréis que os diga…?
Desde que apenas levanté
medio metro del suelo
mi padre me enseñó,
con ejemplo certero,
a discernir muy bien la diferencia
entre un burdo rufián
y un caballero,
la palabra y el hecho,
la recta honorabilidad de una persona
y la falsa dignidad
que da el dinero.
En mi infantil corazón
quedó grabado a fuego
que respetar al débil
y enfrentar con valor
al poderoso
es un continuo juego,
una feroz partida
en la que algunos
pierden su honestidad
por no perder la vida.
Y mi padre me dijo,
paseando junto al río
aquel verano
perdido entre las nieblas
del olvido,
en sincera y cordial conversación
de padre e hijo,
que honrar, y defender,
y amar, y respetar, y engrandecer
al niño, al anciano, a la mujer,
a todos por igual,
es un deber
y también que,
por más que se discuta,
el hombre y la mujer
podrán ser diferentes
pero jamás contrarios,
pues la geometría natural
los ha trazado
formando para siempre
dos inmortales ángulos
que son complementarios.
La vida me mostró
—Dios le bendiga—
que tuvo mucho acierto
el comentario,
y siendo así las cosas
desde la perspectiva
del otoño de mi vida,
¿qué queréis, entonces,
que os diga?
(Servidor de ustedes)
(Servidor de ustedes)
He llegado casualmente a tu blog y no comprendo como aun no tienes comentarios en este poema y otros que me han gustado mucho, en cualquier caso me alegra ser quien abra el camino para ellos, te felicito
ResponderEliminarUn abrazo
Stella
Si es que a todos nos gusta leer, pero a pocos comentar, Stella. Así que agradezco profundamente tu comentario. Un abrazo.
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