En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

martes, 18 de febrero de 2025

lunes, 17 de febrero de 2025

Entendimiento

 


Paco Pérez, el rapto de las sabinas y yo

                                     El rapto de las sabinas (Francisco Pradilla)

Digamos, para empezar, que el nombre de Paco Pérez sólo es exacto al ochenta por ciento más o menos, porque no se trata de estigmatizar a nadie ni de que me pongan una querella por difamación, aunque hayan transcurrido varios decenios desde el suceso que aquí se narra. Por otro lado, tampoco voy a contaros algo que pudiera resultar ofensivo para los protagonistas, entre los cuales me encuentro; la historieta sólo describe unos hechos que constituyeron, en definitiva, mi primer desengaño amoroso. 
Pero vamos al meollo de la cuestión.
No es que la cosa tuviera mucha relación con el rapto de las sabinas, aparte de que Paco no resistiría una comparación con Rómulo (al menos con la imagen del Rómulo que nos describe la Historia), y en honor a la verdad tampoco secuestró a nuestras mujeres, pero al recordar los acontecimientos ambas imágenes se han fundido en mi mente, se han mezclado con un poco de humor y han dado origen a este articulillo, je, je.
Paco era un muchacho de unos 13 años, la misma edad que compartíamos -año arriba, año abajo- todos los que tomamos parte en los sucesos que se narran. Paco tenía una cualidad que destacaba sobremanera (creo): era guapo. Con su pelito rubio, su hablar cariñoso, su tipito y su pequita a un lado de la barbilla las traía locas. 
De esto nos enteramos al final de la historia.
Como en cualquier barrio del mundo en el mío había chicos y chicas, y unas veces jugábamos por sexos y otras todos juntos al pañuelo, a pillar, al balón prisionero, al escondite ... Así había sido desde que empezamos a tener uso de razón y nuestros padres nos permitieron bajar a la calle solos (entonces no había tráfico) Ellas eran "las chavalas"; nosotros, no sé. Compartimos carreras, saltos y balón en muchísimas ocasiones, y hasta algún que otro insultillo en función de cómo estuviera el ambiente.
Pero un buen día todo eso se acabó.
Las chavalas no aparecían en la calle.
Nos quedamos desconcertados.
Al fin alguien, a través de alguien al que había informado confidencialmente alguien, se había enterado de que nuestras chavalas habían conocido a Paco, y de que todas las tardes se reunían e iban a buscar a Paco y sus amigos al barrio situado al sur de la ciudad, a unos 3 kilómetros del nuestro.
No podíamos creerlo, así que decidimos seguirlas con el mayor disimulo posible, disimulo que no impidió que se dieran cuenta de nuestra presencia a lo lejos y pusieran en guardia (¡traidoras!) a Paco y compañía, que nos estaban esperando e intentaron echarnos el guante en cuanto llegamos. Los miembros de mi expedición salieron huyendo como demonios, y a mí (que era el más alto con diferencia y siempre me disgustaron las huidas) me llevaron "prisionero" a presencia de Paco (que, por cierto, estudiaba en el mismo colegio que yo) y el resto de sus secuaces. Mientras dos tipos me sujetaban por los brazos, ante el pitorreo de "nuestras" chicas (que fue lo más doloroso), se produjo un breve diálogo entre Paco y yo, que bien podría resumirse así:
- Conque has venido a espiarnos, ¿eh?
- ¡Buh!
- Pues te vamos a torturar. 
Yo no las tenía todas conmigo. Me limité a repetir:
- ¡Buh!
- ¿No te lo crees?
Las chavalas se mondaban de risa ( y ellos también), así que decidí que por aquella vez ya había hecho suficientemente el canelo; eché mano de la poca dignidad que me quedaba, pegué un empujón a mis captores que salieron dando tumbos, y me despedí para siempre con un incontestado y sonoro "¡Que os den por el culo!"
Nadie intentó retenerme, pero tuve que volver a casa en solitario a través de la ciudad, sintiendo en el fondo de mi corazón aquella triste sensación de irremediable ruptura con un pasado que había sido gratificante y divertido. Fue mi primer desengaño amoroso, aunque en este caso el "amor" sólo fuera una sensación de confortable propiedad, je, je.
Tiempo después me di cuenta de que Paco no tenía la culpa, y de que los hombres y las mujeres son hombres y mujeres.
Aunque hoy en día empiecen a surgir ciertas dudas sobre este asunto.
                              

domingo, 16 de febrero de 2025

El OVNI y el esquiador

 


Como buen aficionado a la ufología desde mi más tierna juventud, no dejo de examinar continuamente la web en busca de cualquier información que pueda resultar interesante. Hoy en día, por mor de las diferentes técnicas que van apareciendo, son frecuentísimos los montajes de vídeo, torpes o estupendos, malintencionados o inocentes, en los que aparecen objetos volantes no identificados (o sí identificados, pero qué más da), y también ocurre que la mayoría de los avistamientos que se producen son drones, y son drones aunque haya que cerrar al tráfico un aeropuerto durante 3 horas, vaya por dios.
Pero vamos a lo que vamos.
En este vídeo que os dejo, bajado de Internet obviamente, podéis ver a un joven "snowboardista" (toma palabreja) que desciende una ladera cubierta de nieve, mientras a sus espaldas se desliza lentamente de izquierda a derecha un objeto obscuro de forma alargada. No pude establecer dónde fue tomado el vídeo, que fue publicado por el digital THE MIRROR a finales de enero de 2016.
En mi modesta opinión, el vídeo es auténtico y muestra un objeto volante que nada tiene que ver con nuestra tecnología (incluyendo Auroras, F-35 y el copón), pero allá vosotros.

domingo, 9 de febrero de 2025

"El 47", "El caballero del dragón" y el cine actual

 Nunca pretendí ganarme la vida como crítico cinematográfico, y hoy, ya jubilado, mucho menos, pero sí que de vez en cuando siento la invencible tentación de comentar algunas cosillas de esto que antaño fue denominado "El Séptimo Arte" y que hoy en día ni se sabe qué es, sobre todo cuando constato fenómenos que -a mi juicio- resultan sorprendentes. Remarco "a mi juicio", porque es lógico que como en cualquier manifestación unos estén a favor y otros en contra. Yo, después de 70 años viendo cine, un cine cuyos principales pilares eran guión, interpretación, dirección, fotografía, banda sonora y montaje, me sorprendo con las películas que nos ofrecen actualmente, que parecen rodadas de seguido con un molinillo de café pegado a una lente, y en las que los actores no saben ni vocalizar sus frases, ante la pasmosa impasibilidad del director.
Todo esto viene a cuento de los cinco Goyas que ha recibido la película "El 47", que tuve el gusto de ver hace algunas semanas sin que me causara el menor impacto. La historia del barrio de Torre Baró, surgiendo desde el chabolismo más profundo hasta convertirse en una zona residencial a falta de autobús, pasó ante mis ojos sin pena ni gloria porque carecía de garra para atrapar al espectador. Y es que al espectador tiene que engancharle la peli, no las críticas oficiales ni los premios. Una película es como una novela: o te atrapa o es un tocho. No digo con esto que "El 47" sea un tocho, pero estoy seguro de que podría ser claramente mejorable. En cine, como en literatura, de una historia sencilla se puede hacer una gran obra, y de una gran historia se puede hacer una porquería. "El 47" no es una porquería, pero en 1960 Billy Wilder dirigió "El apartamento", con Jack Lemmon y Shirley MacLaine, desarrollando un tema bien sencillo al que llevó por un sendero sencillo a la más sencilla de las sublimaciones. En definitiva: creo que "El 47" habría necesitado más fuerza, más vigor narrativo. Pero allá vosotros.

Mientras todo esto sucedía (je, je), cayó ante mis ojos una entrevista que le hicieron al director español Fernando Colomo, quien confesó que el rodaje de su película "El caballero del dragón" (1985) le había dejado una deuda de 50 millones de pesetas y un R-5. Yo recordaba la peli, pero después de los años sólo tenía claro que trataba de un extraterrestre (Miguel Bosé) que llega a nuestro planeta en plena Edad Media. Pronto y bien mandado localicé el filme en cuestión, me armé de paciencia y me lo salté dispuesto a todo. Oigan, pues la película está bien, qué caramba. Harvey Keitel, Klaus Kinski y el mismo Bosé lo hacen muy bien. Quizá Colomo se pasa con los toques de humor en algunos momentos y en otros alarga un poquito las situaciones, pero el resultado es una película de ciencia-ficción muy digna... que no tuvo éxito y ahora empieza a ser considerada eso que llaman "una obra de culto". Claro, mientras en Estados Unidos tenían el culo pelado de rodar ciencia-ficción (la mayor parte de clase B, pero bueno), aquí veníamos de "Recluta con niño", "Ahí va otro recluta", "Cateto a babor", Esteso y Pajares, y así les fue como les fue a la película y a Colomo. ¿Podría alguien repetir la experiencia en la actualidad?
Ésa es una cuestión que nos mete de lleno en campo minado, y a mí esas cosas me dan mucho miedo porque explotan. Tengo la impresión de que hoy en día faltan buenos guiones, buenos actores y buenos directores, y proliferan las temáticas sociales bañadas en sexo; se ruedan películas como churros, pero te vuelves loco para disfrutar con una; tiros, explosiones y coches volando por todos lados, o miradas lánguidas, pechos al aire y silencios prolongados que te llegan a aburrir. ¿Dónde están los buenos guiones? ¿Cuál es el futuro del cine?
Y yo qué sé.



domingo, 2 de febrero de 2025

sábado, 1 de febrero de 2025