Nunca había visto a un agente de la autoridad meando, pero suponía que eran hombres de carne y hueso, y que lo hacían igual que los ciudadanos de a pie.
Hoy he recibido, vía mail, la confirmación de esta sospecha.
Los policías -incluyendo a los miembros de la Guardia Civil- mean como nosotros.
Es más, si no encuentran un váter en el momento preciso, se mean en cualquier sitio, lo mismo que nosotros.
¡Dios les bendiga!
Qué bonito es comprobar que al fin, de uniforme o de paisano, con traje o chándal, ricos o pobres, tomos somos hijos de Dios.
Por cierto, felicitaciones al agente en cuestión: además de tener un tamaño muy aceptable, su pito es muy fotogénico.
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