Las Naciones Unidas declararon, en 1.999, el 25 de Noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Al igual que la Declaración de Derechos Humanos y tantas otras, su aplicación efectiva deja mucho que desear.
Una de las primeras lecciones que recibí de mi padre fue que la mujer y el hombre son exactamente iguales; otra, que había que respetar y defender a los más débiles. Me dio bastantes más, y, aunque olvidadas en el fondo de la mente, seguro que el subconsciente las recuerda siempre que es necesario. Deducción: la educación familiar es básica a la hora de eliminar problemas sociales. Si los leones no enseñan a sus cachorros, difícilmente podrán éstos enfrentar la lucha por la vida con alguna posibilidad de éxito.
Nunca he pegado a una mujer, y jamás lo haré; puedo jurarlo sobre los Evangelios. Es como si llevara grabada a fuego en mi corazón una ley parecida a las de la Robótica -ver Isaac Asimov-, y con sólo pensarlo me entran escalofríos. Por la misma razón, jamás comprenderé cómo hay ¿personas? capaces de violar a un bebé. Creo que esos cerebros tienen que estar cortocircuitados, lo mismo que los de los maltratadores. Y aquí surge el principal problema, porque, por mucho que hayamos educado a nuestros hijos, ¿quién puede garantizar que en un futuro lejano no se conviertan en verdugos; en un miembro más del execrable grupo de los agresores? Nadie, obviamente. Sólo podemos confiar en que, gracias a nuestras enseñanzas, esas "leyes de la Robótica" permanezcan inalterables en sus mentes, y actúen adecuadamente en el momento oportuno.
Por muchas declaraciones de la ONU, de los defensores de la mujer, y del obispo de Calahorra, desgraciadamente las mujeres seguirán siendo maltratadas. Mientras quede un fanático con un arma sobre la faz de la Tierra, el terrorismo seguirá existiendo; mientras haya un hombre que considere a una mujer como propiedad privada, no desaparecerá la violencia de género. Además, la violencia de género es una subparcela; es una invención de nuestro tiempo, si se me permite la expresión. Desde que el mundo es mundo ha existido la violencia, siempre ejercida por el fuerte contra el débil. ¿De qué le sirve al fuerte su fuerza, si con ella sólo causa dolor, miseria y terror? ¿Merece la pena el efímero gozo de disfrutar con el dolor ajeno, si se pierden la dignidad, la humanidad y la libertad? ¿Es la venganza sobre el débil -que poco daño puede causarte, por su propia debilidad- un acto de heroica grandeza, que pueda regenerar tu perdida "hombría?
La cultura no solucionará el problema a corto plazo, pero es imprescindible para erradicarlo en el futuro.
Y de nada servirán las campañas institucionales si se olvida la formación en el seno de la familia.
indudáblemente que eradicar la violencia en el seno de la familia es importante, pero hoy en día existe un bombardeo mediático que muchas veces echa por tierra el trabajo de los padres. y si no, mira estos enlaces.
ResponderEliminarhttp://lastresyuncuarto.wordpress.com/2010/03/09/mama-quiero-ser-narco/
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/576243.html
Examinados los enlaces, Mexiñol; gracias. Visto lo visto, me reafirmo en mi opinión de que estamos bien jodidos. Creo que la única forma de erradicar la violencia es eliminar al Hombre. Un abrazote.
ResponderEliminarSupongo dices al hombre en forma universal, pués hay tambien mujeres golpeadoras sino mira esta sopapo acontecido en el congreso argentino.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=LG6sU165hFM
La "señora" diputada que propinó el golpe, es presidenta de la comisión de asuntos institucionales, miembro de la oposición y esposa de un delicuente sindicalista, que dijo en su moemento (con gran sinceridad): "en este pais se arregla todo, si dejamos de robar por dos años" esto precisamente le recordaba el diputado cuando fue golpeado.
Abrazotes, Joe.
He visto el vídeo, Gus, y habrá que proponer a la ONU el establecimiento del DIA DEL HOMBRE MALTRATADO. Hay que reconocer que llevamos la violencia en la sangre; somos una especie violenta. Sólo puede salvarnos una sólida formación moral; pero, ¿quién es capaz de formar al formador...? Un abrazote.
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