Ésta es una de las secuencias cinematográficas más graciosas que recuerdo. El pobre Trinidad (Terence Hill), que acaba de cruzar el desierto y está muerto de hambre, devora una enorme ración de alubias ante las atentas y escandalizadas miradas del patrón, la mujer de éste, dos cazarrecompensas y un detenido que llevan con ellos. Interrumpen su comida, pero él no deja de masticar y masticar ...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario