En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

sábado, 2 de mayo de 2020

La información, el coronavirus y la Batalla de Maratón



En el año 490 a.C. tuvo lugar la famosa Batalla de Maratón, que enfrentó a persas y atenienses y que ha pasado a la Historia por múltiples razones -que no vamos a enumerar aquí porque no las tengo muy claras-, una de las cuales fue la famosa carrera que realizó un tal Filípides (Tersipo, según otros informadores), que se llegó hasta Atenas corriendo sin parar para informar a los arcontes. "¡Hemos vencido!", dijo el hombre, y cayó muerto acto seguido. Aparte cualquier otra consideración, este soldado fue uno de los primeros corresponsales de guerra de que tenemos conocimiento. Cumplió su misión perfectamente: informó con rapidez, brevedad, concisión y exactitud, y desapareció antes de que los políticos pudieran interrogarle para tergiversar luego sus palabras.
La información, en la actualidad, no tiene nada que ver con los hechos antes descritos. Si siempre se dijo que no había que matar al mensajero, ahora (lo repetiré mil veces) el mensajero manipula la noticia a su gusto para satisfacer a los suyos, y el observador imparcial necesita horas de sesudo análisis para extraer la información del saco de la publicidad ideológica. Y muchas veces dan ganas de matar al mensajero, por supuesto.
El 1 de mayo, el Gobierno español ha anunciado que los contagiados por coronavirus  en Madrid han sido 52, pero la Comunidad de Madrid informa de que han sido 658. El Gobierno central está en manos de una coalición de izquierdas, y el Gobierno madrileño está en poder de una coalición de derechas. Aquí se trata de que al enemigo ni agua. Hay que hacerse con la mayoría en las siguientes elecciones como sea. 
Pero, claro, en medio estamos los incautos ciudadanos, mirando hacia un lado y otro como los espectadores enmascarados (por las mascarillas) de un partido de tenis, virtual en sus manifestaciones pero real en sus consecuencias. La única manera que tenemos de intuir la verdad (no de llegar a conocerla a fondo), es actuar como en las manifestaciones: "La organización habla de un millón de manifestantes; las autoridades calculan cien mil personas" O sea, ya sabemos que hubo entre cien mil y un millón. Y que hubo manifa, claro. Pues con los contagiados madrileños pasa lo mismo.
Menos mal que Filípides entregó la cuchara al Soberano nada más dar la noticia. ¡Si le llegan a dar tiempo, sabe Dios las burradas que habría dicho ...! 



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