Recientemente le pregunté a la hija de un amigo qué le gustaría ser de mayor.
Ella respondió que quería ser presidente algún día.
Sus padres, ambos del Partido Socialista, estaban presentes, y yo continué preguntando:
— ¿Si algún día llegaras a ser presidente, qué sería lo primero que harías?
Ella respondió sin vacilar:
— Daría alimentos y viviendas a los pobres.
Sus padres, orgullosos, pelaron los dientes en una radiante sonrisa:
— ¡Bravo!; qué propósito más loable…
Le dije:
— Para eso no tienes que esperar a ser presidente; puedes venir a mi casa y
cortar el césped, sacar las malas hierbas y abonar el jardín. Te pagaré 50
euros por el trabajo. Luego te llevaré al supermercado de mi barrio, donde
siempre hay un mendigo, y puedes darle el billete para que se compre comida
y empiece a ahorrar para la casa.
La chica pensó durante unos segundos; luego, mirándome fijamente a los ojos
me preguntó:
— ¿Y por qué no va el vagabundo a hacer el trabajo, y le pagas directamente a
él?
— Bienvenida a la derecha — le contesté.
Sus padres aún no me
hablan…
Es muy bueno el chiste , muy humano, retrando una actitud muy corriente de los que a veces sucede en la sociedad.
ResponderEliminarComo tu ya sabrás yo soy un hombre de izquierda de toda la vida, incluso milito a favor de esa posición defendiendo los que creo que debe ser la sociedad, sin embargo no estoy a favor de las limosnas ni los subsidios: " El que quiera pescado, que se moje el culo" siempre que se le permita pescar y tener la posibilidad de acceder a los elementos necesarios para hacerlo.
El trabajo dignifica al hombre, aunque sea un fastidio.
Bueno ya me fui por el costado político, es más fuerte que yo, disculpa.
Un abrazote, amigazo.
Saludos, Gus. De acuerdo con eso de que el trabajo dignifica al hombre, pero en los tiempos que corren parece que le dignifica mucho más una cuenta con 100 millones de euros, ¡je!, ¡je! Si es que se ha perdido el sentido de la dignidad, carajo... Un abrazo descostillador, colega.
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