Yo no sé si nos hemos vuelto locos por propia evolución, por la disminución de la capa de ozono o por las radiaciones solares, pero el hecho incontrovertible es que cada día que pasa estamos más pirados. Hay gente que viola a niños recién nacidos; que entra en un piso "por error" y suelta dos tiros a un pobre señor que está viendo la tele; que entrega una caja a una amiga y dentro hay una cabeza humana; que empuja a un usuario del metro a las vías cuando llega un convoy, y así hasta el infinito. Un infinito en el que incluimos ahora la nueva modalidad de esquizofrenia: la visita turística a la sala de control de la central nuclear de Chernóbil, mediante pago de ¡¡¡ 499 dólares !!!
O sea, no sólo somos tan idiotas como para poner en juego nuestra vida a corto plazo, sino que encima pagamos por ello.
Dicen los famosos "expertos" que la radiación que reciban los turistas será mucho menor que la de una sesión de rayos X, pero, qué queréis que os diga, yo no me fío un pelo.
Allá cada uno con lo suyo.
No digo que algún día no vaya a dar con mis huesos por las salas del Museo del Hermitage, en San Petersburgo (Rusia), pero en Chernóbil (Ucrania) pueden esperarme sentados.
¡Por éstas...!
Desde luego que hay gente para todo, pero lo que no me explico es que alguien pague por entrar a un lugar donde por mucho que digan hay un riesgo. Desde luego podemos decir que hay mucho tarado por el mundo que hace cosas horribles, y lo malo es que cada vez nos sorprendemos menos.
ResponderEliminarEn Chernóbil también me pueden esperar sentados, y en cuanto a lo del metro desde que me enteré de la primera noticia que se produjo sobre el tema, cada vez que entro en él, me pego a la pared mientras viene el convoy, jjj. En fin, vivir para ver...
Un abrazo Joe.
Hay que andar con cuidado, amiga, porque aunque bien dicen que nadie sale vivo de la vida, al menos salir lo más tarde posible, je, je. Un abrazo.
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