RECONOCIMIENTO PÓSTUMO
Algún día perdido
en la lejana
pero atenta mirada
de los tiempos,
o antes, quizás
—¿quién sabe?—,
un probo enterrador
pondrá mis restos
en lo profundo
del horno crematorio,
y esperará, paciente,
mezclando con el humo
de un cigarro
el humo proveniente
de mis huesos,
la combustión total
del esqueleto,
y en extrayendo
las cenizas luego
para dejar vacío
el mamotreto,
antes de revolverlas
con la tierra,
a golpes de azadón
o de paleta,
tal vez vea un destello,
o perciba el fugaz brillo
de una estrella,
o escuche el dulce canto
de un triste ruiseñor,
o el suspiro extasiado
de una rosa,
o voces en el viento
milagrosas,
y enarcando las cejas,
y moviendo lentamente
la cabeza
exclamará,
un tanto sorprendido,
limpiando con un trapo
sus manazas
y arrugando la jeta:
—Me "pai" que, por las trazas,
el "defunto" en cuestión
era poeta.
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