Hoy me ha dado por pensar que no son frecuentes los accidentes de OVNIs. Hombre, por supuesto ya sabemos que los escépticos dicen que se trata de la Luna, Venus, Júpiter, meteoritos, asteroides, rayos en bola y aviones experimentales, pero no vamos a hacerles caso a estas alturas. Los OVNIs son cosmonaves tripuladas por avezados navegantes espaciales, que nos visitan desde tiempos inmemoriales. Como tales vehículos han de estar sujetos a accidentes, aunque por su avanzada tecnología éstos debieran ser mínimos, y serían consecuencia de fallos en sus sistemas de propulsión y navegación.
Aquí entramos de lleno en el meollo de la cuestión.
¿Cómo se propulsan los OVNIs?
Pues vaya usted a saber. Lo que está claro es que nosotros, en una nave espacial que viaje a 26.000 km/h, no vamos a ir a parte alguna. Para viajar por el Universo es imprescindible un sistema que ... No me atrevo ni a decirlo.
Allá por los años 50 del pasado siglo, el capitán René Plantier, del ejército del aire francés, esbozó una teoría que trataba de explicar cómo se impulsaban los OVNIs, al menos dentro de nuestra atmósfera. Grosso modo, el militar venía a decir que la nave generaba un campo de fuerza (un campo magnético) que actuaba en conjunción con la gravitación, creando un par de fuerzas cuya resultante (en función de la intensidad del campo) proporcionaba la dirección y velocidad de la nave. Hoy en día los científicos siguen estudiando el asunto con mucha atención, pero por lo visto no han obtenido resultados fiables.
Ahora toca imaginar.
El Caso Roswell en la prensa local |
¿Qué es más rápido que la luz?
Sí, señores: el pensamiento.
Alejandro el Magno no pudo imaginar -estoy seguro- que aquellos ejércitos que comandaba, formados por miles de arqueros, ballesteros, lanceros y caballeros, un día serían reemplazados por carros de combate, artillería móvil, misiles, drones y aviones supersónicos. Y sólo han transcurrido 2.300 años desde entonces.
¿Qué descubriremos los terrestres en los próximos 23 siglos...?
¿Qué podría haber descubierto una civilización que nos lleve 23 siglos de ventaja?
Por ejemplo, un superordenador que reciba los pensamientos del usuario (descargas eléctricas), los amplifique a todos los niveles y los ejecute al instante. De esta manera, el piloto de cualquier nave equipada con tal sistema sólo tendría que dar la orden de despegue hacia unas determinadas coordenadas espaciales, y momentos después llegaría a su destino. Claro, esto tendría un pequeño problema: si las coordenadas tuvieran algún fallo, la mosta contra el planeta podría ser macanuda.
Lo que ha sucedido en algunas ocasiones, según numerosos testimonios.
El 17 de abril de 1897 en Aurora, Texas, un objeto volante se estrelló contra una construcción. Los aldeanos rescataron el cuerpo sin vida del piloto y lo enterraron en el cementerio del pueblo.
En la Navidad del 2001, en Isla Decepción (Antártida), varios tripulantes del buque español Hespérides observan la caída de un disco volante de unos 60 metros de diámetro.
A primeros de marzo de 2018, Google publica una fotografía de la presunta huella que dejó un OVNI al estrellarse en la Antártida.
Recreación de la observación de los tripulantes del Hespérides en la Antártida |
Por supuesto, no podemos olvidar el Caso Roswell, en el que una nave extraterrestre (parece ser que tripulada ) se estrelló cerca de este pueblecito de Nuevo México y aún colea el asunto.
Estos sucesos podrán ser la consecuencia de errores cometidos por los tripulantes al programar su GPS cósmico: aparecen muy cerca de la superficie, no tienen tiempo de reaccionar ... y ¡zas!
Bueno, pues si dentro de 23 siglos ponéis en marcha una nave impulsada por el pensamiento, la primera idea fue mía.
¡Que conste!
La huella del OVNI estrellado en la Antártida, según Google |
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