He aquí que me encontraba preparando esta mañana una paella (bueno, un arroz apaellado, para que no haya polémicas), y, mientras cortaba la cebolla, el pimiento, el ajo, la zanahoria y los etcéteras correspondientes, iba yo pensando en los intríngulis de la situación tan especial que estamos viviendo con esto del puto coronavirus.
En ese momento ha entrado en la cocina mi amada media naranja, la señora Carmen, y me he dirigido a ella en estos términos:
- Cariño, he pensado que para sobrellevar más animadamente esto de la cuarentena, lo mejor sería que nos considerásemos dos desconocidos; de esta forma tendríamos muchísimos más temas de conversación en cada momento. Así que buenos días y dígame usted en qué puedo servirla ...
Se me ha quedado mirando con ojos burlones, y me ha respondido a bocajarro:
- Lo siento, pero no hablo con desconocidos ...
¡Leches!, me ha dejado descolocado; no sabía si reír o descojonarme.
Menos mal que nos hemos reconocido enseguida y nos hemos comido la paella (el arroz apaellado), que estaba cojonuda.
Ves como tu mujer todavia te sorprende después de tantos años?
ResponderEliminarEs la bomba 😁
Sin duda; sin duda ... Además yo, que voy de listo, a pesar de los años aún me sorprendo como un puto crío, je, je, je.
EliminarJajajaja, que bueno Joe!, tu mujer ha tenido una salida esplendida, a mi seguro que no se me hubiera ocurrido. Qué risa me ha entrado.
ResponderEliminarEspero hayáis tenido un buen provecho de esa rica paella.
Un abrazo y cuidaros que todavía nos queda.
Sí que nos ha aprovechado, sí. Nos cuidaremos, Eldita, por la cuenta que nos trae. Cuídate tú también. Un fuerte abrazo, como siempre.
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