(*)El centinela del fuerte da la voz de alarma:
- ¡Los indios...! ¡Que vienen los indios...!
El sargento se acerca rápidamente y le pregunta:
- ¿Son amigos, o enemigos...?
- Pues deben de ser amigos, porque van todos juntos...
Llega un piel roja a la oficina del registro civil, y le dice al funcionario:
- !Jao!, rostro pálido; gran jefe querer cambiar nombre...
- ¡Ah!, pues muy bien. No hay ningún problema. ¿Cómo se llama usted?
- Mi llamar Estruendoso Pitido de Tren.
El funcionario anota, y vuelve a preguntar:
- Y, ¿cómo quiere llamarse?
- ¡Piiiiiiiiiiiiiii...!
Un joven jefe indio toma el mando de la tribu, pero, educado en la gran ciudad y con formación universitaria, desconfía de su capacidad para guiar a su pueblo. Unas semanas antes del invierno, los ancianos le preguntan:
- Gran jefe, ¿será duro el invierno? ¿Tenemos que recoger mucha leña para calentarnos?
El joven jefe medita durante unos segundos y responde:
- Sí; el invierno será duro. Recoged leña en abundancia.
No obstante, como no tiene las cosas claras, a los pocos días decide llamar al Servicio Meteorológico Nacional, y pregunta a su interlocutor si el invierno será duro. La respuesta que recibe es afirmativa. En consecuencia, llama a los ancianos y les ordena que organicen a los jóvenes para hacer acopio de la mayor cantidad posible de leña.
La provisión de combustible aumenta en el campamento, y es entonces cuando el jefe vuelve a telefonear al Servicio Meteorológico:
- ¿Puede confirmarme que el invierno será duro?
- Sí; sí; por supuesto. El invierno va a ser durísimo.
Preocupado por la información, el jefe vuelve a ordenar a sus guerreros que intensifiquen la recogida de leña, y poco a poco los montones van adquiriendo dimensiones colosales. Para estar más tranquilo, días antes de comenzar el invierno el joven jefe vuelve a llamar al Servicio Meteorológico:
- ¿Están ustedes seguros de que el invierno va a ser muy duro?
- Absolutamente seguros.
- Perdone, pero, ¿podría decirme qué les da tanta seguridad?
- ¡Joder!, pues que los indios están recogiendo leña como locos...
- ¡Jefe, jefe, los indios; los indios...!
- ¿Son muchos?
- Cinco mil tres.
- ¿Cómo cinco mil tres...?
- Sí; primero vienen tres, y detrás unos cinco mil.
Llega el rostro pálido al campamento medio vacío, y pregunta a una mujer:
- ¿Dónde está el gran jefe? Tengo que hablar con él.
- Gran jefe estar con bravos en gran cascada...
- ¡Ah! ¿Dónde gran cascada?
La mujer mira alrededor y señala varios puntos:
- Gran cascada un día bajo aquel pino, otro día allí en las rocas, alguna vez junto al río...
Un indio entra en la farmacia y se dirige presuroso al farmacéutico:
-¡Jao!, rostro pálido: gran jefe, no caca.
- ¡Ah!, ¿está estreñido? No se preocupe. Tome una de estas pastillas cada doce horas, y asunto solucionado.
Cuatro días después, el indio vuelve a la farmacia:
- ¡Jao!, rostro pálido: gran jefe, no caca.
- ¡Caramba!, pues sí que le ha dado fuerte. Tome estas píldoras más potentes; una cada tres horas.
Vuelve el jefe a los pocos días, y repite la cantinela:
- ¡Jao!, rostro pálido: gran jefe, no caca.
El farmacéutico le entrega unas grajeas del tamaño de un donuts:
- Tómese dos de éstas cada media hora.
Al día siguiente, el jefe, pálido y tambaleante, entra en el local y con un suspiro hecho voz dice:
- ¡Jao!, rostro pálido: gran caca, no jefe...
(*) Imagen tomada de Pinterest