Se nos echa encima una tremenda ciclogénesis explosiva, que creo es lo mismo que cuando decíamos "¡coño, que ventarrón!" pero a lo bestia.
Estamos en alerta roja.
Las autoridades competentes dicen que la situación está controlada y que no nos preocupemos, o sea que me parece que tenemos que preocuparnos a tope.
He puesto en seguro a los canarios; he atado a mi suegra al sillón del salón; he besado a mi mujer, quizá por última vez, y me he bebido la botella de brandy de Jerez para evitar que el vendaval la malogre.
Sólo me falta ponerme a bien con Dios, pero eso lo dejaré para los últimos momentos, porque estoy seguro de que hasta que llegue la ciclogénesis de los cojones pecaré bastante más.
Probablemente, éste será mi último mensaje, queridos amigos. Han sido muchos los momentos felices que hemos compartido, y lamento que un fenómeno natural acabe con nuestra amistad. Desde mi lugar en la otra realidad (me tomo otra copita) os recordaré, y espero que vosotros me recordéis también. Es tanto el pánico que los medios de comunicación están sembrando entre las buenas gentes, que como este ciclón no nos arrase por completo vamos a quedar muy decepcionados. Pero, bueno, por la forma en que nos están dando el coñazo, me temo que estamos ante el fin del mundo conocido, por lo menos en el País Vasco.
De todas formas, qué bonito es poder saber con antelación cuándo va uno a entregar la cuchara al Soberano. Nosotros lo haremos mañana, sábado, entre las 3 de la tarde y las 3 de la madrugada (del domingo, claro), sucumbiendo ante el embate de vientos de hasta 160 km/h. Me he metido piedras en los bolsillos; me he puesto el patito de goma en torno a la cintura (por si las lluvias) y he desempolvado el santo rosario que guardaba en un cajón del comodín. Creo que estoy preparado.
Si no volvemos a leernos, adiós.
Y si volvemos, me van a oír los putos servicios de meteorología y las jodidas autoridades.
Na si llega tu boina por estas tierras yo te la mando por correo certificado de vuelta.
ResponderEliminarPor lo menos os avisan, aquí ya van varias veces que nos dicen que va hacer un sol de cojones y nos cae una ventolera de esas, hasta el departamento de meteorología se sorprende
Es más facil que un viento de esos arranque mil pinos que tuerza la voluntad inquebrantable de un vasco.
ResponderEliminarUn abrazo y aqui te esperamos , puteando a los meteorólogos.
Confiemos en los desaciertos del pronóstico meteorológico y que la situación no sea tan dramática.
ResponderEliminarEsta bien que te llenes los bolsillos con piedritas (por si acaso), pero igual yo que vos compraba otra botellita de brandy y un buen libro y me refundía en la cama a esperar que pase la brisita...
Fuera de bromas Joe, mucho cuidado por favor, más vale prevenir que bautizar... ah no, eso es otra cosa =D, quiero decir que no corras riesgos innecesarios, que queremos José para rato.
Un gran abrazo.
Aquí nos avisan, Mexiñol, efectivamente, pero son la leche, porque te ponen en alerta por nieve cuando hay posibilidad de nevadas a 1.500 metros, y eso es el Gorbea, joder.
ResponderEliminarTienes razón, Gus: esos vientecillos para una vasco son como una brisa tropical para cualquier mortal. ¡Coño!, qué mal se escribe atado a la columna. Un abrazo.
ResponderEliminarNo te preocupes, Liz, que tengo más brandy, ginebra, pacharán, whisky, vodka y ron, que lo que se puede beber un regimiento de cosacos en una semana. De vez en cuando levanto la trampilla del refugio (con precaución), y cada vez estoy más convencido de que no has tomado el pelo. Abrazotes.
ResponderEliminarCuanto más te leo más me gusta tu manera de escribir...
ResponderEliminarBueno, Eratalia, qué cosas más bonitas dices, guapa, je, je, je... Un abrazo cordial.
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