Cada día estoy más convencido de que la mayoría de los habitantes de este planeta está como un silbo. De repente, en un vuelo de la compañía australiana "Quantas" entre Sydney y Singapur, va un tío y amenaza con volar el avión usando el poder de su mente. Bueno, el avión ya estaba volando gracias al empuje de sus reactores, que quede claro; el individuo se refería a hacerlo saltar en mil pedazos, usando su mente como indetectable, incontrolable, eficiente y económico explosivo. Ahora que los Gobiernos están preocupados por la posibilidad de que los terroristas utilicen bombas atómicas para sus fechorías, sólo falta que se ponga de moda el armamento mental. Lo más cojonudo es que al buen hombre lo esposaron de pies y manos, y así permaneció hasta el aterrizaje en Singapur, donde fue entregado a la Policía.
Resulta evidente que tripulación y pasaje no estaban preparados para afrontar un problema de estas características, porque ¿de qué sirve esposar las extremidades de una persona cuyo poder está en la mente? Tenían que haberle esposado la cabeza, antes de cubrírsela con una cazuela (o con papel de aluminio, que también podría valer)
Si es que no estamos preparados para la vida moderna...
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