EL BATURRO Y DIOS
Con la noche de jueves bien entrada,
narróme un fiel amigo el chascarrillo
que voy a propalar en tres versillos,
tratando de evitar la carcajada.
Érase que se era un buen baturro
viajante junto al Ebro caudaloso,
marchando riba arriba presuroso
a lomos caballero de su burro.
Fulgió la luz de Dios junto a una higuera
llamando la atención de ambos viajeros,
y la voz del Señor de los luceros
resonó sobre bosques y veredas:
— ¿Adónde vas, buen hombre, en tu jumento?
— A "Zirigoza" voy, que son las Ferias...
— ¡Si lo permite el Dios de las estrellas...!
— ¡Lo mismo iré si no, te lo prometo!
Tamaños osadía y desvarío
sancionó justiciero el Ser Supremo
descabalgando al lenguaraz blasfemo,
que así dio con sus huesos en el río.
Cuando el aragonés retomó el rumbo
la pregunta de Dios sonó en su testa,
y como repitiera la respuesta
hasta el agua volvió pegando tumbos.
Pensando estar a salvo se secaba,
pero la voz de Dios, que es Uno y Trino,
inquirióle severa su destino.
— ¡"Zirigoza"... o el río, "cagüen l'haba"!
Bendijo al remojado el buen Señor
riendo en las celestes latitudes,
pues siendo Dios de todas las virtudes
también rebosa sentido del humor.
Buscando moralejas no os aburro
pero creo, de veras, más sencillo
de Dios modificar el raciocinio
antes que doblegar a un buen baturro.
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