Impersonal e indiferente adverbio,
vocablo tan fugaz y repartido
que cruza ante los ojos no advertido
asaz presente pero jamás soberbio.
Tabla de salvación algunas veces
—“Mientras exista vida hay esperanza”—
y otras promesa eterna de venganza
que no doblegarán llantos ni preces.
Humilde y recurrido buen amigo,
adverbio temporal de tantas frases
volátiles e inertes como gases
o ciertas como jura de un testigo,
voy a jugar contigo:
Mientras canta tenaz el aguacero
en coro que salpica las ventanas
con salmodia de viento atardecido
llora mi corazón.
¿Por qué he nacido?
Mientras glosa el poeta
amores y bellezas imposibles
suenan aquí y allá las metralletas
y pululan los chulos
y alcahuetas.
Mientras hablan de paz y sin sonrojos
los líderes que el Cielo ha bendecido
para guiarnos a todos a su antojo,
mueren las pobres gentes
como piojos.
Mientras la honestidad y la prudencia
son apenas dos sombras del pasado,
se ensalzan la locura y la indecencia
y fenece impotente
la inocencia.
Mientras gozan algunos del relajo
ganado en los sudores del de enfrente
viviendo con riqueza y desparpajo,
trabaja duro el resto
y a destajo.
Mientras citan en nombre del progreso
promesas venturosas de futuro,
reducen a los pobres sus ingresos
y aumentan los enfermos
y los presos.
Mientras juran que llega el Anticristo
y devoran las Santas Escrituras
cual bendito maná y sagrado pisto,
olvidan lo que dijo
Jesucristo.
Mientras queden naciones y banderas
y mala voluntad y displicencia
que cierren los caminos con fronteras,
no habrá ni paz ni amor
sobre
Mientras vuela feliz la golondrina
bajo el añil celeste del verano
y rebosan terrazas y piscinas,
limosna pide un viejo
en esa esquina.
Mientras muere este canto
ahogado por fantasmas invisibles
en piélagos de amargo desencanto,
despido su existencia
con mi llanto.
Mientras no experimentemos realmente el amor y respeto por la vida, se seguirán consumiendo los valores y la conciencia como si fuera cigarro en la mano de un fumador compulsivo.
ResponderEliminarUn gran poema que llama a la reflexión. Me gusto la estrofa que cita a Jesucristo y la que le sucede.
Un beso, Joe.
Agradezco tu presencia,Liz, y me guardo el beso en un rinconcito especial del cajón de mi escritorio, para tenerlo a mano.
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