Hoy me he enterado de la existencia del tal John Perkins -ya sabéis que yo siempre me entero el último, pero me entero-, un economista norteamericano que fue reclutado por la NSA (National Security Agency) para ejercer como sicario económico por todo el mundo, actuando como miembro de empresas estadounidenses en tratos comerciales aparentemente privados, pero, en realidad, sirviendo de mortífero pescador de Gobiernos y países, usando las redes que le proporcionaban las grandes multinacionales, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Él mismo describe cómo el poderío norteamericano no se basa ya en acciones militares, sino en la utilización de "trampas" económicas de las que las presas (que somos todos, en potencia o en esencia) no pueden escapar. Y si alguien lo intenta (alguien de alto nivel, por supuesto) es eliminado sin miramientos.
Huelga decir que lo que Perkins manifiesta ahora abiertamente, lo sospechábamos todos los "mediopensantes" desde hace siglos.
Pero bueno es recordarlo... y confirmarlo.
De esta forma podremos comprender mejor la contaminación del planeta, la deforestación, la desertización y el hambre de más 800 millones de personas, y por qué cuando algo cambia en la Economía mundial siempre es para joder a los pobres.
Esta "civilización" va al garete.
Lo más cojonudo es que ELLOS piensan que sobrevivirán eternamente, pero están equivocados: sólo tardarán más tiempo en caer.
El "desarrollo sostenible" únicamente será posible si cambia el Sistema de explotación ultracapitalista en vigor; en caso contrario, será el THE END.
¡¡¡Aplausos a tu publicación y más aplausos !!!
ResponderEliminarVaya con el tal Perkins, pasó de ser ícono de mayordomo, a sicario de la huminadad.
Hay tanta verdad en lo que dices, que me emociona saber que en algun punto del planeta, alguien al menos piensa como uno, en este tipo de cuestiones.
Un abrazo inmenso, compañero
El problema es que el tal Perkins es un peoncillo más en la partida (por eso no lo han apiolado; seguro...) Pero, claro, son los peones los que, al final, hacen que el rey gane la partida. Un abrazote.
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