En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

domingo, 2 de enero de 2011

La vida



¡Por Dios bendito!,

no vengáis a decirme

a estas alturas,

científicos y sabios,

qué es la Vida

ni dónde puede haberla.

La siento en mi interior

como un continuo

espaciotemporal indescriptible;

como una zarza ardiente

por sí misma

que el huracán no aviva

ni puede sofocar

ningún torrente.

Cuando mi yo está inmóvil,

ella mueve mi pluma

con su aliento,

mostrándome que vivo

en la sombra alargada

de mis versos.

Infalible me guía

de distantes pasados

a futuros ignotos

por senderos de sombra

y caminos de duda,

por infiernos de llanto

y cielos de alegría.

Solo en la inmensidad

del Universo

no tengo ni esperanza,

ni fe, ni caridad,

ni lágrimas, ni furia,

ni piedad.

Pero ella está conmigo

y la siento constante

en el amoroso arrullo

de las tórtolas,

en el incansable cortejo

de las urracas

blanquinegras y alocadas,

en el gorjeo matinal

de los grises

y supervivientes gorriones,

en los rayos del Sol de primavera,

en las flores rosadas del cerezo,

en el soplo del viento,

en el lejano titilar de las estrellas,

en el latido de mi propio corazón

y mucho más allá.

Es un continuo espaciotemporal

hasta la Eternidad.

En esta anochecida,

no vengáis a decirme,

científicos y sabios,

qué es la vida.

(Servidor de ustedes)

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