El que fuera astronauta estadounidense y uno de los tripulantes de la misión "Apolo XIV", el doctor Edgar Mitchell, ha hecho unas declaraciones sobre la presencia de seres de otros mundos entre nosotros, que no tienen desperdicio.
De nada vale que me extienda aquí sobre el tema: llevamos años mareando la perdiz y no nos ponemos de acuerdo. Pero no debemos olvidar que, se mire como se mire, al final la verdad sólo es una. Algún día sabremos quién tenía razón, aunque los que llevamos mucho tiempo siguiendo con atención el desarrollo de este tipo de acontecimientos, ya sospechábamos lo que Ed Mitchell ha confirmado ahora.
Por supuesto que seguirá la controversia, pero eso carece de interés. Si algo se ha podido comprobar fehacientemente desde el caso Arnold, es que unos aceptan la posibilidad de vida extraterrestre y sus visitas periódicas a nuestro planeta, otros lo niegan por activa y por pasiva, y a un tercer grupo el asunto se la trae flojísima, o ni siquiera saben de qué va la fiesta.
Hay cosas más importantes, como el partido del domingo, el coche nuevo, la hipoteca y el "quiqui" del fin de semana. Si al señor aquél, que iba por la carretera en su auto, se le puso encima un disco de 50 metros de diámetro, y los "expertos" dicen que aquello era Júpiter, pues tendrán razón y el tío iba soplado o estaba chaveta perdido.
Pues no, queridos.
Aquí pasan cosas raras.
Para percibirlas sólo es necesario tener abiertos los ojos, los oídos y la mente, y ser capaz de pensar por uno mismo.
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