Llega el Conde a su mansión.
El mayordomo, atentamente, le abre la puerta, agacha la cabeza y le saluda con una reverencia:
-Adelante, hijo de la gran puta. ¿De dónde viene el señor Conde con esa cara de gilipollas amariconado?
A lo que el Conde, sonriente, le contesta:
-De comprarme un audífono.
Esto me ha hecho reir a montones !!! ya ha sido distribuido entre toda la feligresía.
ResponderEliminarUn abrazo
OK! Yo también me desternillaba. Abrazotes.
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