Yo viví en aquellos tiempos, en los que "periodista" era sinónimo de "escritor". Es más, conocí a uno que hasta tenía la figura clásica de tal profesional: enjuto, penetrantes ojos, serio pero afable, parco en palabras, animoso siempre y siempre con un cigarrillo en los labios. Le faltaba el sombrero ladeado, pero ahí no me meto. También conocí a un "corrector" que trabajaba para un periódico local. En mi época, la figura del corrector era fundamental en la actividad diaria de un diario, valga la redundancia. Todos los artículos pasaban por sus manos antes de entrar en la rotativa, y aunque no se consiguiera eliminar la acción de los famosos "duendes de imprenta", al menos se neutralizaba en su mayor parte. Entonces, cuando los magos buenos andaban por el mundo, como quien dice, los periodistas no salían de la Universidad con el título debajo del brazo, sino del hacer cotidiano y de la experiencia recogida, paso a paso, desde el puesto de botones hasta llegar a redactor jefe, pasando por las secciones de Necrológicas, Natalicios y Sucesos Locales.
Algo ha cambiado en la actualidad. Me da lo mismo. Yo, ni entro, ni salgo, pero como cualquier ciudadano medianamente inteligente, libre y respetuoso, tengo derecho a troncharme de risa, inteligente, libre y respetuosamente, a la vista de la redacción de algunos titulares de Prensa. Para muestra, estos botones:
La prueba ósea revela que un 80% de los menores extranjeros no lo son
Pero, vamos a ver, ¿qué revela la famosa prueba ósea; que los menores extranjeros no son menores, o no son extranjeros...? Creo que sería mucho más correcto haber escrito, por ejemplo: "La prueba ósea revela que un 80% de los menores extranjeros examinados es mayor de edad"
Este señor, ¿por qué, o por quién, fue herido? Si los navajazos se cruzan es materialmente imposible que hieran a nadie. Lo malo llega cuando dejan de cruzarse y la navaja entra en el cuerpo. De acuerdo: se entiende lo que el periodista quiere expresar, pero, ¿con quién cruzó los navajazos; con su "nuevo" novio de él mismo, o con el de la joven en cuestión? Se me ocurre que el siguiente titular sería más adecuado: "Herido grave en pelea a navajazos con el acompañante de su ex novia"
Las pobres orejas de soplillo, aparte de sobrellevar su desgracia con paciencia benedictina en medio de la general rechifla, que incluye insultantes frases como ésa de "¿Qué es viento?: Las orejas de soplillo en movimiento...", han tenido que indemnizar a una señora con tan enorme cantidad de dinero. Me parece una verdadera injusticia.
Dejando de lado, por un momento, el dramatismo que el titular evoca, cabe hacerse esta consideración: nadie que salga de una discoteca puede morir porque le apuñalen en Navarra. Otra cosa es que le claven el puñal en la garganta, en el hígado o en el corazón, pero si ha sido en Navarra, que está muy lejos, seguro que no le alcanzaron. ¿No hubiera sido más adecuado escribir: "Navarra: Un joven muere apuñalado a la salida de una discoteca", o, "Un joven muere apuñalado, en Navarra, a la salida de una discoteca?
De cualquier forma, tengo la impresión de que hay una tendencia general a saltarse las reglas ortográficas y gramaticales a la torera, por comodidad, dejadez o simple ignorancia. ¡Hombre!, si no hay más que leer a Saramago -que me encanta, por cierto- para comprobar lo anterior. ¡Y le dieron el Nobel de Literatura...!
Puaff, deberías venirte a México, no solo los titulares y problemas gramaticales, es que la hortojráfia en jeneral ez terrivle
ResponderEliminarBueno, pues aprovecharemos para partirnos de risa la caja torácia. ¿Qué le vamos a hacer? Un abrazo.
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