lunes, 12 de octubre de 2009
ALCOHOLEMIA
Hoy me han contado un hecho que es, a la vez, gracioso y sorprendente. Parece ser que el pasado sábado debía celebrarse un funeral en una iglesia cercana a mi domicilio. El fallecido era un anciano, bastante conocido y apreciado por los residentes, por lo que deduzco que la iglesia estaría muy concurrida. Sin embargo, ¡oh, sorpresa!, el acto religioso fue suspendido. ¿Por qué?, os preguntaréis. Pues porque el celebrante, que volvía en su automóvil de una boda, fue retenido por la Policía al dar positivo en un control de alcoholemia. Si es que, evidentemente, todos somos hijos de Dios...
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