En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

jueves, 29 de octubre de 2009

El Junkers Ju-52 (avión trimotor)


El Junkers Ju-52, avión alemán de transporte y bombardeo en la 2ª Guerra Mundial, que estuvo en servicio también, durante muchos años, en el Ejército del Aire Español, es un aparato con el que tengo fuertes lazos de unión desde mi más tierna infancia. Es un avión que me cae bien. Os voy a contar una pequeña historia, que quizás os extrañe, pero que es absolutamente cierta. La historia, claro, está relacionada con el Ju-52, y para mí constituyó un misterio que llevé grabado en mi alma infantil y juvenil, hasta que, cumplidos los treinta y atando cabos, mi madre despejó la incógnita y todo quedó claro como el agua clara. Sucedió que yo estaba dentro de mi cochecito infantil (o sea, que tendría un año, más o menos) Mi madre lo empujaba y alguien más nos acompañaba (alguna amiga suya) Recuerdo que yo miraba el azul del cielo, tumbado boca arriba, cuando algo muy ruidoso y oscuro pasó por encima de nosotros. Lo vi con absoluta nitidez. Y me asusté. Pero como mi madre y la compañía no mostraron ningún signo de alarma, me tranquilicé inmediatamente. Sin embargo, aquella imagen quedó impresa en mi mente para siempre, porque hoy en día la sigo recordando, y he pasado de los sesenta. Cuando empecé a ir a la escuela y a compartir travesuras y correrías con los demás chicos del barrio, una de nuestras distracciones favoritas, en tiempo de vacaciones, era acercarnos al Aeródromo General Mola, y contemplar las pasadas y el aterrizaje del "trimotor" (como le llamábamos nosotros) El aeródromo estaba formado por una pista de unos 1.500 o 2.000 metros de longitud, y un par de hangares grises que a nosotros nos parecían enormes. La pista de aterrizaje quedaba partida en dos por la Carretera Nacional 1 Madrid-Irún, y cuando el "trimotor" iba a tomar tierra bajaban dos barreras, que retenían el tráfico automovilístico mientras duraba la operación. El avión solía llegar una vez por semana, y los críos comentábamos entre nosotros, con esa seguridad infantil nacida de la ignorancia, que "traía el correo". Bueno, pues como antes he dicho, con el paso del tiempo fui hilvanando detalles, y un buen día (no sé cómo surgió el tema) pregunté a mi madre:
- Tú me llevabas de paseo en el cochecito, ¿verdad?
- Claro; como todas las madres...
- Cuando hacía buen tiempo.
- Pues, sí. No te iba a sacar en plena nevada.
- Yo recuerdo que me llevabas al campo.
- Normalmente, bajábamos por la Nacional 1 hasta Elorriaga, y luego volvíamos para esperar a tu padre cuando salía del trabajo.
- O sea, que pasábamos junto al aeródromo, ¿no?
- Sí.
- Y verías volar y aterrizar algún avión...
- Cuántas veces nos pasaba por encima el "trimotor", mientras estábamos recogiendo moras o haciendo punto.
- Pues yo, echado en mi cochecito, lo vi y lo recuerdo.
- Eso es imposible; si no tenías un año...
Pues no era imposible. Mis ojos de bebé se llenaron de Ju-52, y mis oídos captaron el fragor de sus motores. Aunque no puedo jurarlo, mi corazón me dice que era él, mi viejo amigo de la infancia, Junkers Ju-52.


4 comentarios:

  1. He leído este recuerdo tuyo con una sonrisa, la que se me pone cuando las cosas entrañables me tocan el corazón. Y me viene a la mente el zepelín, el gran invento del alemán frederik Zeppelin que llenó mi mente infantil de grandes misterios que aún no he resuelto, y posiblemente muera sin hacerlo, el caso es que lo asocio con Jule Verne de una manera inseparable, ja,ja,ja. Qué lindos los mundos que nos creamos los chiquillos y sigo pensando qué es bonito seguir soñando.
    Yo te creo José Luis que tus ojos se llenaron de tu Ju-52, vaya si lo creo.

    Besos por tus recuerdos.

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  2. Tengo que mirar si hay por aquí (en el blog) algún avisador de comentarios, porque veo ahora éste tuyo y eso no tiene perdón. Que conste que yo también fui lector infatigable del gran Julio Verne. Me zampé todas sus obras (o la mayoría), desde "20.000 leguas de viaje submarino" hasta "Un capitán de 15 años", pasando por "Miguel Strogoff" Una gozada. ¡Qué tiempos! Abrazotes para ti y Vasili.

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    1. Me cuesta creer que con tan poca edad recuerdes eso. Yo si que me acuerdo cuando jugaba por los hangares y los refugios anti-bombardeos que existian en el lugar. Por cierto esos aviones tenian chapa ondulada y recuerdo tambien al lado de la barrera a la izquierda un edificio de poca altura para uso de los pilotos je.je Buueno Agur

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    2. El recuerdo es imborrable; la explicación, una deducción lógica. También recuerdo el refugio, que tenía la entrada superior cerrada con raíles, y cómo lo cruzábamos "sin linterna" como un acto de valor.

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