lunes, 12 de octubre de 2009
EL ÁRBOL SECO
Estuve mucho rato contemplando este viejo tronco, clavado firmemente en el suelo de la montaña; recortado contra el azul de la mañana. Me senté frente a él, y, fumando un cigarrillo, medité sobre la eternidad, el orgullo y los esfuerzos sobrehumanos para conseguir lo que tendremos que dejar aquí. Y me marché, sintiendo en el fondo de mi corazón que me habría gustado ser árbol, para morir así: sólo, sin concesiones, de cara al universo y obstinadamente orgulloso y soberbio. Pero las cosas son como son...
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Magnífica reflexión amigo y magnífica imagen,
ResponderEliminarcoincido en tus apreciaciones, no hubiese estado mal ser árbol, tal vez solo me echaría atrás la forma de reproducirse.
Si no lo has escrito ya, quedo a la espera de algún poema al respecto.
Un abrazo , Joe
Sí, la forma de reproducirse es un poco aburrida. Pero, claro, la nuestra, también, nos da tanta guerra... En fin... Abrazotes.
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