En este blog se permite fumar, aunque recomiendo no hacerlo en agradecimiento a una excelente homeópata a la que debo mucho. Se prohibirá terminantemente el día en que desaparezcan las armas atómicas, las centrales nucleares y sus residuos, la contaminación, la desertización y la pederastia. ¡Ah!, se me olvidaba, también se pueden dejar comentarios.

martes, 13 de octubre de 2009

LA INICIACIÓN





El Ganges era un inmenso y perezoso rubí fluyendo bajo el ardiente beso del primer sol de la límpida mañana, cuando el pálido, delgado y orgulloso extranjero penetró en el templo.
Las garzas reales, los ibis, las grullas y las cigüeñas saludaron su paso, pero él ni siquiera los vio. El cocodrilo, que oculto entre los nenúfares le había vigilado atentamente, se sumergió para retornar a su perpetuo acecho, perdidas las esperanzas de hacerse con aquella singular presa.
El recién llegado se detuvo ante un venerable anciano de inmensa y ensortijada barba y luengos cabellos blancos como la nieve, que meditaba en la posición del loto, apenas cubierto por una ligera túnica azafranada.
—Maestro, concédeme el don de ser tu discípulo. La vida no tiene secretos para mí, pero busco algo más que sólo contigo podré hallar. He abandonado todo lo que poseía, que era mucho. He dejado placeres, lujos, dinero, amores y amistades que de nada me servían, para ponerme a tu servicio y aprender junto a ti, comiendo tu mismo arroz y durmiendo en idéntica esterilla.
El anciano, casi sin mover los labios, dijo como en un suspiro:
—Quien posee todo, siempre busca más.
Y siguió meditando, mientras el silencio se hacía sólido en la umbría y perfumada sala.
De pronto, el extranjero cayó de rodillas, sollozando. Las palabras del maestro acababan de hacer efecto. Había tirado su vida por la borda, a cambio de... ¡nada!
—¡Soy una mierda y el mayor de todos los imbéciles!
—Hijo mío —replicó el anciano, levantando sus amorosos ojos hacia él—, aún la soberbia lleva las riendas de tu alma. Jamás pretendas ser el mayor, ni siquiera entre los imbéciles. Sin embargo, aciertas al considerarte una mierda, un montón de estiércol sobre el que brotará el más primoroso de los jardines. Quédate a mi lado. Acabas de dar tu primer paso en el camino del verdadero conocimiento.

2 comentarios:

  1. Muy bonito y aleccionador relato, que vaya a saber porqué razón me trajo a la memoria este otro que es un relato sufí, que transcribo, sin el ánimo de desmerecer el publicado:

    Un monje andariego se encontró, en uno de sus viajes, una piedra preciosa, y la guardó en su talega. Un día se encontró con un viajero y al abrir su talega para compartir con él sus provisiones, el viajero vió la joya y se la pidió. El monje se la dio sin más. El viajero le dio las gracias y marcho lleno de gozo con aquel regalo inesperado de la piedra preciosa que bastaría para darle riqueza el resto de sus días . Sin embargo, pocos días despues volvió en busca del monje mendicante, lo encontró, le devolvió la joya y le suplicó : “ Ahora te ruego que me des algo de mucha más valor que esta joya, valiosa como es. Dame, por favor, lo que te permitió dármela a mí”.

    Un abrazote , Joe

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  2. Ahí es nada, Bolinaga... No quería casi nada, el jovenzuelo. Pero, mira, el simple hecho de darse cuenta de ello, ya era un punto a su favor. ¡Ah!, si cundiera el ejemplo. Otro abrazote para ti, Gus.

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